Pese a los cuestionamientos que se dieron cuando Isabel Merlo asumió la titularidad de la SEP, ayer demostró que su trabajo está comenzando a callar a quienes dudaron de su compromiso con la educación del estado.

La firma de títulos profesionales y la entrega de los Reconocimientos de Validez Oficial de Estudios (RVOE) son dos acciones de enorme importancia para fortalecer el nivel superior en el estado.

Durante años, con Melitón Lozano y otros exsecretarios, la firma de títulos profesionales se convirtió en uno de los trámites más complicados para quienes después de varios años en la academia y algunos meses en las prácticas profesionales y el servicio social, querían un documento que amparara su licenciatura o ingeniería.

La falta de un título, en muchos de los casos, también limitó a quienes buscaban una beca para realizar una maestría en Puebla, el resto del país e incluso en el extranjero.

En el caso de las licenciaturas afines al área de la salud, incluso retrasó la autorización de que los nuevos médicos puedan consultar y expedir sus recetas, en plena pandemia de Covid.

Haber destrabado el cuello de botella en menos de medio año demuestra que se trataba más de una falta de voluntad que de impedimentos legales o administrativos.

Por otra parte, entregar los certificados que garantizan la educación superior impartida en escuelas o institutos (RVOEs) ayuda a incrementar la oferta educativa de la entidad y a fortalecer un clúster

Recordemos que Puebla es uno de los estados del país que más universidades y mayor oferta académica tiene. La llegada de nuevos estudiantes trae como consecuencia una mayor derrama económica y la atracción de talentos.

Y claro, no se trata de crear escuelas patito en cada esquina, se necesita que cada plan de estudios esté avalado y que cumpla con una serie de lineamientos.

De ahí que las acciones de ayer, en materia educativa, digan mucho.

Nadando de muertito

En el extremo contrario tenemos a cuando menos tres secretarios que simplemente siguen sin entender que los tiempos cambiaron, continúan nadando de a muertito y simplemente no logran dar resultados.

Algunos de ellos, como la secretaria de Finanzas, Teresa Castro Corro, incluso fue desnudada por sus excesos, el abuso y hasta el posible daño patrimonial que cometió.

En esos casos uno sigue sin explicarse por qué continúan ocupando carteras tan importantes en el gabinete estatal.

¿Tendrán la dignidad para renunciar?

Veremos y diremos.