Puebla es un fantástico amasijo de paisajes, sabores y olores, de los que tristemente poco alcanzamos a conocer los propios poblanos. A no ser que uno tenga la bendición de un guía.

Comience por la amplia geografía poblana, que para atravesarla de un extremo a otro –de Jolalpan hasta Metlaltoyuca–toma más de seis horas y media. O lo complicado del terreno. Donde un tramo de 40 kilómetros –como de Xicotepec a Huehuetla– pueden significar casi cuatro horas de carretera.

La vastedad geográfica inventa naturalezas contrastantes, desde el tropical norte del estado hasta el semidesértico sur. Esto propicia dietas y alimentaciones diversas, que pueden intimidar por la falta de familiaridad. En nuestro estado quien creció con el acachul desconoce del garambullo o el rambután, y recíprocamente.

Quiso la providencia que quien escribiera estas líneas contara con un maravilloso guía. Enrique Núñez Zamora, mi abuelo paterno, quien dejó la parte física de su legado el viernes pasado.

Por su vocación como profesor tuvo la oportunidad de dar clases y ser directivo a lo largo de nuestro estado en varios centros escolares. Lo que me permitió conocer de su mano historia, cultura, y sus expresiones más fundamentales. La comida y sus ingredientes.

Teziutlán podría ser la cuna de Vicente Lombardo Toledano, Clavillazo y los hermanos Ávila Camacho, pero lo que realmente lo personifica son las gelatinas con rompope de los portales y los tlacoyos/tayoyos/tlayoyos rellenos de alverjón. Beber Yolixpa, Catorce Tortillas, Verde con Verde y Anís con Toronjil abrió la sed de curiosidad de quien esto escribe para conocer más sobre cómo nos alimentamos, así como las personas, los lugares y las costumbres alrededor de ellas.

Queda agradecer por lo aprendido, lo enseñado y el tiempo de profundo amor que compartió con familia, amigos, colaboradores y alumnos por igual. Al inicio mencioné un guía, pero lo cierto es que Enrique Núñez Zamora fue y será muchísimo más que eso; siempre será mi abuelo, Jojo. Uno de acachul hasta el fondo.

Ni mais para el maíz

En los últimos días el maíz nacional ha vivido unas importantes turbulencias, especialmente sembradas por la mala operación del organismo gubernamental más corrupto de este sexenio. SEGALMEX –con un fraude encima de 20 mil millones de pesos– no pudo poner en orden la operación de compras gubernamentales con precios de garantía, lo que desencadenó una serie de protestas populares en Sinaloa, Sonora, y varios estados más.

Las quejas van desde el bajo precio del gobierno, la mala logística, el acaparamiento y, más importantemente, la negativa de comprar toda la existencia y a todos los productores. El tema se le está saliendo de control a Leonel Cota, director general de SEGALMEX, al punto que productores de 18 estados buscarán manifestarse en la mañanera de hoy lunes.

Además, el gobierno estadounidense ha pedido a México que participe en consultas de resolución de disputas en virtud del T-MEC, debido a la restricción de importaciones de maíz genéticamente modificado y la utilización de glifosato. El tiempo se está agotando a nivel nacional, pero internacionalmente ya nos cayó el chahuistle.