Un grupo de personas sin escrúpulos se han adueñado de un negocio basado en el dolor y la tragedia ajena.

Ayer se informó de una “mafia” que se encarga de rentar casas de campaña, improvisadas bajo lonas y plásticos, para quienes vienen del interior del estado, acompañando a algún paciente del Hospital para el Niño Poblano.

El abuso es mayúsculo, no sólo porque se trata de espacios que no garantizan ni seguridad ni condiciones dignas para quienes pasan duras horas en espera de noticias o el alta médica de su familiar.

Si bien es sabido que sólo una persona puede acompañar a los menores dentro del hospital, se entiende que dos o más adultos hayan emprendido el viaje desde las ciudades y rincones del interior del estado, para turnarse el cuidado del menor enfermo.

Quienes hemos tenido la necesidad de cuidar a un familiar sabemos que se requieren relevos, entre más mejor, para poder brindar atención, compañía y hasta para poder conseguir insumos que de último momento se requieren.

Los vivales, por no decir delincuentes, que han hecho su agosto en plena vía pública no se preocupan por mantener limpia la acera o los espacios públicos donde se han instalado, menos por garantizarles una estancia digna a quienes se resguardan de la inclemencia del sol o las lluvias.

Junto a la indignación está también la enorme duda, ¿por qué los familiares no utilizan el servicio de albergue que literalmente se encuentra atravesando la calle?

Los espacios, que entre el gobierno municipal y la federación lograron construir, fueron recientemente inaugurados, el inmobiliario tendrá cuando mucho un año y las camas y regaderas deben parecerle un lujo a quienes pernoctan en las improvisadas casas de campaña sobre las banquetas.

Sin duda que tras las declaraciones de ayer del gobernador Sergio Salomón y del doctor secretario, José Antonio Martínez, el negocio que mantenía “la mafia” se irá a la quiebra.

Ahora confiemos en que el espacio del albergue cuente con la capacidad necesaria para quienes tienen la necesidad de dormir a las puertas del nosocomio en espera de su paciente.

¿Mentirosos u homofóbicos?

Algo raro sucedió con las autoridades municipales de Tehuacán el pasado fin de semana cuando se celebró la “5ta Marcha del Orgullo LGBT”.

Resulta que los colectivos creyeron en la palabra del alcalde morenista, Pedro Tepole, quien les dijo que les prestaría el equipo de sonido para sus discursos, sin embargo, a la hora de la hora se hizo el desentendido.

La comunidad consiguió un micrófono y durante los discursos de Majo Flores y Emmanuel Melchor Geminiano, se lanzó una advertencia para el presidente municipal: “Y esas autoridades que hoy trataron de sabotear y boicotear nuestra marcha recuerden que viene el 2024, vienen elecciones. Vamos a elegir a nuevos representantesrecordaremos lo que pasó esta tarde y no vamos a volver a elegirlos. Vamos por nuevos representantes que vean por nuestros derechos”.

¿Cuál habrá sido la razón de Pedro Tepole para incumplir este acuerdo?