Tremendo escándalo y argüende el que terminó por protagonizar la dizque auditora superior de esta Puebla camotera, Amanda Gómez Nava, luego de comparecer ante diputados locales tras el mentado escándalo de los llamados “hoyos financieros”.

Y es que tras tantos dimes y diretes, piquetes de ojos y quebradoras de quinto pelo, se esperaba que la Amanda al menos agarrara al “toro por los cuernos”, y se amachinara sabroso en el mismísimo Congreso.

Pero nel, banda, como quien dice, a la auditora también le terminó por quedar gigante el saco pa’ ponerse al tiro con los dipus locales, y sus respuestas burladoras no llegaron ni a escaramuzas banqueteras.

Al contrario, banda, le cayó a la comparecencia presumiendo guaruras y camioneta blindada, sin contar la forma esquiva y hasta levantando la ceja, contra todos los que no les quedaba de otra que topársela.

Y pos ya que andamos encarrilados, con esos humores no le quedó de otra que plantarse ante la fila inquisidora, y escuchar la metralla de los dipus locales que le exigieron cuentas.

Así como lo leen, mis valedores, y no era pa’ menos, si en la mesa estaba conocer qué chingaos pasó con los más de 600 millones de lanas del mentado Accendo Banco y el “error fiscal” que tiene bailado otros más de 720 millones de morlacos.

Fiel a su estilo, que no ata ni desata, la Amanda de plano se lavó las manos, e hizo como que volteaba pa’ otro lado cuando le exigían saber si se dio color o nel de estas irregularidades.

Y aplicando la “vieja confiable” de patitas pa’ qué las quiero, lanzó al ruedo al auditor forense Gregorio Alberto Lozano, quien terminó de echar verdaderas bombas, mis culebras.

Pos cómo no, si nomás será pa’ iniciando el otro año, cuando la Amanda dé a conocer un mentado informe del caso de Accendo Banco y, de plano, hasta noviembre de 2024 que revele cómo fue la metida de pata ante el SAT.

De ese calibre la rechiflada eficiencia de la Amanda en las entrañas de la Auditoría, mis carnales, sin contar el mensaje de opacidad que deja el organismo que debe aclarar y exigir cuentas de cómo se mueve la lana pública.

O qué, ¿es un chiste meter llave a los datos del SAT y revelarlos cuando el Congreso haya cambiado de legislatura?

A todas luces es una mera burla, y lo menos que se espera es que la Amanda y todos sus auditores no se anden por las ramas.

Y justo es ahí donde los dipus locales tienen que apretar la cuña, pa’ demostrar que la Auditoría no se manda sola y, de ser necesario, con la ley en la mano, irle tarareando “Las Golondrinas”.

Ahí se las dejo al costo.