Pareciera que las fiestas patrias en Puebla sirvieron para una especie de tregua entre los distintos flancos que contenderán por cargos públicos en el 2024.
La ceremonia y coctel del Grito de Independencia del Palacio Municipal de Puebla fue la muestra de la convivencia de frentes que chocarán en las elecciones del próximo año.
Ahí se vio conviviendo a panistas, priistas, y morenistas, sin mayor problema, eso sí, todos portando no sólo sus mejores trajes, corbatas y vestidos de noche, sino sonrisas de oreja a oreja.
La clase política y en el poder en pleno.
Funcionarios del gobierno estatal y del ayuntamiento capitalino, así como diputados federales y locales, no sólo gritaron al unísono el tradicional “Viva México”, sino hasta el “Viva Pericos”.
Aunque hay que ser honestos, la mayoría en su vida han ido a un partido de béisbol en Puebla y otro tanto ni le entiende.
Pero esa noche todos eran Pericos.
En un ejemplo de convivencia política, la diputada Nora Escamilla, quien además festejaba su cumpleaños, sin ninguna pena entró al Palacio Municipal a fraternizar con las autoridades municipales, a esas que tanto critica.
Incluso bromeó al agradecer a algunos invitados por llegar “a su fiesta” de 30 años.
Dejó atrás por un momento los ataques que ha hecho constantemente a la administración de Eduardo Rivera.
Como en una navidad adelantada, todo fue paz y amor.
También se vio muy gustosa a Ana Teresa Aranda, chocando copas con morenistas, como Gabriel Biestro, quien al igual sin problema, estuvo muy sonriente con los panistas que ha denostado.
Al Charlie Hall llegaron juntos, pero no revueltos, el gobernador Sergio Salomón Céspedes y el presidente municipal, Eduardo Rivera.
Ambos en todo momento demostraron una muy buena relación y empatía del uno al otro.
Pero hubo un momento de confusión.
Cuando ambos iban saludando mesa por mesa, surgieron los gritos típicos de “¡gobernador, gobernador!”, lo que llamó la atención de muchos.
“¡¿Ya se destapó?!” fue la interrogante que se decía en las mesas entre fifis y chairos de traje.
Pero no.
Los gritos provenían de donde estaban sentados funcionarios estatales, como la secretaría de Educación, la priista Isabel Merlo Talavera.
Fueron esos gritos con los que recibieron al mandatario Sergio Salomón, cuando fue a saludarlos de mano.
Pareciera que Merlo, organizó a su mesa al más viejo estilo priista, para echarle porras a su jefe.
Claro, olvidando Isabel que en 2024 podría su partido estar echando porras del lado contrario.
Así, todo fue fiesta y jolgorio entre los políticos y funcionarios.
Incluso la fraternidad creció más allá del grito de “Viva México”, al pasar al de “Viva Pericos”, donde panistas, priístas, morenistas se abrazaron unos a otros, tras el campeonato del equipo de béisbol poblano.
Una tregua, antes de la guerra.
Tiempo al tiempo.