Para Morena, igual que para su líder moral, lo que se dice hoy puede no ser válido en las próximas 24 horas, incluso, como sucedió ayer con Andrés Manuel y el caso Ayotzinapa, su partido puede negar este miércoles, lo que pregonaba el martes.

Los múltiples cambios que se le han realizado a la Convocatoria, incluyendo modificación de fechas, inclusión de militantes de otros partidos y hasta el aumento de “finalistas”, generan poca certeza entre los participantes.

La falta de certeza traerá como consecuencia, que los dolientes perdedores se aferren a cualquiera de las cláusulas que se fueron cambiando para, finalmente, impugnar el resultado.

Es verdad que se trata de uno de los primeros procesos de Morena como partido gobernante, pero inquieta que en elecciones tan importantes como la que estamos viviendo, tengamos a un partido en pañales.

Ahí está una muestra más del riesgo de colocar a personajes con 90% de lealtad y 10% de capacidad. ¿De verdad no hubo asesores capaces de revisar la Convocatoria, que pudieran prever todas las complicaciones, antes de hacerla pública y tener que llenarla de parches?

Anoche, si las reglas no cambian, concluyeron los registros, mismos que terminaron por ser una mezcolanza entre soñadores, suspirantes, aspirantes y hasta curiosos.

Este día habremos de conocer cuántas mujeres y hombres se lograron apuntar para tratar de brincar la primera encuesta de reconocimiento y llegar a la siguiente fase. Si al mediodía de ayer el conteo era de 21 participantes, podemos esperar que la cifra final ronde los 30 registros.

¿Cuántos y cuáles de esos tienen verdaderas posibilidades de ser el candidato de Morena a la gubernatura en Puebla?

Veremos y diremos.

INEs al olvido

Con la aprobación de integrar al CURP una fotografía, para que la Clave Única sea aceptada como documento de identificación oficial, las credenciales del INE bien podrían pasar a segundo sitio y con ello inhibir, aún más, el voto.

Vamos por partes.

¿Si a nuestros legisladores realmente les preocupaba que los mexicanos tuviéramos otra forma de identificarnos, por qué no hicieron la reforma al principio de sexenio y se esperaron justo hasta un año electoral para proponerla y avalarla de manera exprés?

La siguiente duda nace de una preocupación real. En México el cuidado de los datos personales es casi inexistente, entonces ¿quién y cómo velará por la privacidad de nuestro documento oficial de identificación?

También me cuestiono, si nuestras flamantes autoridades federales no fueron capaces de armar una plataforma que soportara la demanda para el registro de vacunación, ¿Cómo podrán garantizarnos el acceso a un sitio web para contar con el CURP con fotografía y albergar nuestros datos biométricos?

Estas y muchas reflexiones más nos hacen pensar que la verdadera razón de avalar un nuevo documento como identificación oficial es “desaparecer” las credenciales del INE o al menos dejarlas en un segundo plano.

Con el CURP con fotografía, cuál sería la necesidad o el interés de tramitar el INE: prácticamente ninguno.

Y cada joven, cada adulto, cada persona de la tercera edad que por apatía política no actualice o tramite su credencial será un voto en abstención en los siguientes comicios. Y ya sabemos que esa siempre favorece a los partidos oficialistas, máxime a uno como Morena que apuesta por los programas sociales como moneda de cambio.

¿Así o más tramposos?