Son muchos los especialistas que avizoran una tormenta financiera para el siguiente año. Hasta el propio presidente se ha metido a la discusión al asegurar que para el ‘24 no habrá crisis financiera –por ser elecciones en EUA– pero que para el ‘25–igual él ya no va a estar– quien sabe. Los signos se ven en el presupuesto.

Los términos especializados en economía son trabalenguas de tecnicismos, pero el diagnóstico es tan claro para un gobierno como para un hogar. Se está gastando más de lo que ingresa. Y eso está bien cuando se invierte en un negocio o capacitación que nos permita generar después, o cuando tenemos certezas económicas a futuro. Dos cosas que no están pasando con el campo mexicano.

El presupuesto federal 2023 presenta cifras abultadas de aquellas, 404 mil millones de pesos para el programa de desarrollo rural sustentable. Mucho de este gasto se distribuye entre las pensiones a adultos mayores (el campo mexicano es uno viejo), apoyos de LICONSA-DICONSA y Sembrando Vida; todos programas de un corte asistencialista más que de inversión.

Los machetazos han sido en esta administración directo contra los sectores “neoliberales” del campo, o aquellos que generan suficiente y de manera rentable para hacerlo negocio.

Desde 2021 el gobierno federal ha destinado cero pesos a los componentes financieros agropecuarios, llegando a finiquitar la banca de financiamiento agropecuaria FND, que en este gobierno se le permitió llegar a una cartera vencida de 10 mil millones, la mitad de eso en solo 10 clientes.

Los análisis federales son fantasiosos de todos lados. El secretario de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O, anunció en la glosa del quinto informe de AMLO que el campo va a todo dar. Anticipando cosechas históricas de maíz y frijol cuando le estamos pegando a la importación más alta de la historia –125% más volumen que el año anterior– y a punto de presenciar una catástrofe frijolera aún peor.

Se espera que para este año se produzca casi medio billón de toneladas de frijol, que suena a un montón, pero es menos de la mitad del año pasado y la cantidad más baja en tres décadas.

Las apuestas a la estabilidad global también son altas, pues se estima que entre el tipo de cambio y costo de energéticos los fertilizantes se reduzcan un 60% contra el año pasado. Un escenario con cambio climático y donde sigue la invasión rusa pinta para ser harto impredecible. Descuidamos centavos y nos valen gorro los pesos.

El termómetro del mandado, capitalino

Es en los espacios populares donde la sociedad se expresa en su máximo esplendor. Los mercados son un gran ejemplo de eso.  Diseñados para fomentar la generación de riqueza, ser interlocutores entre el campo y la ciudad, surtir el abasto diario y preservar tradiciones y costumbres, ahora son grandes desgracias públicas.

Los regidores del ayuntamiento capitalino desincorporaron la dirección de Mercados Municipales de Economía y Turismo y la trasladaron a Gobernación por eso de controlar disturbios sociales entre locatarios, narcomenudistas, proveedores, compradores, grupos de choque, los abuelitos que van con su carrito a hacer el mandado y todos contra todos.