Como bien la cantaba mi Tía Lucha, “nadie escarmienta en cabeza ajena”, y eso está viviendo en carne propia el presencio de Tehuacán, Pedro Tepole, luego que la violencia y barbarie en su rancho alcanzara a su fanta.
Y es que la noche del 28 de octubre su yerno, de nombre Patricio, fue ultimado a puro plomo al interior de un salón social, en sus mismísimos terruños.
Pos como dirían los que saben, de entrada, los primeros chismeríos apuntan a que todo fue ocasionado por puro pleito malsano, como quien dice, los ánimos se fueron caldeando hasta que reventó la matraca.
Aunque la Netflix, no habría mayores cosas truculentas de fondo, lo cierto es que las propias autoridades tienen que ponerse al tiro y ser responsables, hasta en sus propios dichos.
Cómo no, si la palabrería barata es una tentación que seduce y los pone al filo de la navaja, pos tarde o temprano la vida enseña que nomás no hay que hablar por hablar.
No sólo por la tristísima declaración de “a nadie asesinan nomás por asesinar. Son ajustes de cuentas” que el mismo Tepole dijo hace unos meses.
De fondo hay historias, formas y hasta el tejido fino que los gobernantes de altura saben darle al tino. Más aún cuando se trata del segundo municipio más importante luego de la capirucha, y todo el peso social y polaco que representa Tehuacán.
Justo por eso, no hay que sopear los gallos pa’ fuera y no, echar por tierra cada llamado, ni lanzar al mismo montón que los malandros la banda de a pie.
Ojalá que el Pedro capee que urge frenar la inseguridad y atacar de fondo la violencia y la barbarie.
Prepos se salen del guacal
Ya que andamos por Tehuacán, banda, les cuento del tremendo susto que pegaron morritos prepos en una fiesta clandestina, cuando les terminó cayendo la voladora.
Luego de echarse unos alipuses les agarró la tembladera y espantaron a los carnales, que acabaron por llamar a los azules.
Mientras se les pasaba la calavera, patitas pa’ qué las quiero, aplicaron la fuga pa’ no ser torcidos y los cacharan bien tuneados.
Aguas, mis culebras, no vaya a ser que estas malas mañas se peguen y luego acabar intoxicados sea la nueva tendencia, pa’ la chaviza.