Morena cuenta con los votos necesarios para aprobar o de plano ya desechar la reforma a la Ley Federal del Trabajo, esa que busca reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas por semana.

Aunque a inicios del año el coordinador de los diputados morenistas dijo que este año se aprobaría, lo cierto es que las prácticas dilatorias, incluido un Parlamento Abierto, demuestran que los morenistas no están muy interesados en darle luz verde a estas reformas.

El problema es que trataron de vender socialmente esa reforma como uno de los mayores avances en materia de derechos laborales, en otras palabras, los morenistas, de la mano de Nacho Mier, quisieron capitalizar política y electoralmente una reforma que, como descubrieron más tarde, les generará una torre de complicaciones y enojos con empresarios, justo en un año electoral.

Y es justamente eso lo que les hizo poner freno a una modificación que podrían, si quisieran, pasar en unas cuantas horas y votarla.

Los reclamos a Nacho Mier por el incumplimiento de esta promesa de pre-pre-precampaña no se han hecho esperar. La presión aumentará en los próximos días, por una razón obvia: si esta oferta legislativa no se promulga en el DOF antes del 31 de diciembre de este año, no surtirá efectos en el próximo. Y es evidente que de no ser aprobada en 2023, cuando Morena pueden capitalizarla en la campaña de 2024, menos lo harán el próximo año cuando la mayoría de los legisladores estará de licencia para buscar otro cargo o bien, haciendo campaña para su reelección, prometiéndonos, que ahora sí, van a legislar anteponiendo las necesidades de sus votantes.

El pretexto que intentó vender Morena para lavarse las manos y endilgarle el problema al PAN se le revirtió. Los panistas le recordaron a Mier y su bancada, que cuentan con la mayoría necesaria para definir el futuro de la manoseada reforma. Con ello ha desactivado la bomba que les pretendían lanzar.

Una vez más Morena se encuentra en una encrucijada y como el cohetero, Nacho Mier va a terminar mal ya sea aprobando o rechazando el recorte a la jornada laboral.

¿Encontrará Mier la manera de permitir que la ley transite sin terminar chamuscado?

Veremos y diremos.

Los 60 millones olvidados

Durante la pre-pre-pre campaña interna de Morena para seleccionar a la mujer que desde el inicio del proceso era el capricho del inquilino de Palacio Nacional, unos 60 millones de pesos gastados por las seis corcholatas se extraviaron, o para ser más precisos simplemente no se reportaron al INE.

El dictamen de la Unidad de Fiscalización del INE está por poner en aprietos a más de una corcholata.