El Tribunal Electoral es un actor tan importante que será el encargado de entregar la constancia de mayoría, a la persona que resulte ganadora en las votaciones de junio próximo, es decir, validará a quien dirigirá el destino del país por seis años.

Se trata de toda una institución. Una de esas que Andrés Manuel mandó “al diablo” hace muchos años y que se ha empeñado en destruir desde el inicio de su gobierno.

Aferrado al pasado y a los tiempos en los que la Secretaría de Gobernación organizaba y dirigía las elecciones, López Obrador está empecinado en dinamitar cualquier cosa que huela a democracia.

Por órdenes de él, como titular del Poder Ejecutivo, en el Senado se han negado a nombrar a los dos magistrados que están pendientes desde hace meses en el TEPJF.

Algo muy similar a lo que sucede con el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), en donde se le ha dejado sin los comisionados necesarios, para -momentáneamente- obligar a suspender sus sesiones plenarias. Logrando con ello que la transparencia pasara por uno de sus peores baches.

En el caso del Tribunal Electoral, el desgaste ha llegado a la fractura interna. Señalamientos cruzados, cartas públicas dirimiendo en redes sociales desacuerdos entre los magistrados y hasta la presión mediática, influyeron en la renuncia del aún presidente, Reyes Rodríguez Mondragón.

Rodríguez Mondragón cedió y dejará la presidencia en el último minuto de este año. La rebelión de Estado logró su cometido e impondrá su voluntad en medio de un proceso electoral, justo a la mitad de las precampañas.

El caos que se avecina en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación es peligroso, un verdadero riesgo para la democracia de nuestro país y ya sabemos a quién le fascina crear y vivir en el caos.

Y es aquí donde cabe la duda, ¿Si AMLO está tan seguro de que Morena y sus candidatos arrasarán en las elecciones del próximo año, por qué debilita al árbitro electoral?

¿Será que realmente ya vio que las campañas y las elecciones del próximo año no serán el día de campo que él imaginó?

Veremos y diremos.

Tragedia Guadalupana

Año con año tenemos que dar cuenta de los accidentes, heridos y muertos relacionados con las peregrinaciones desde o hacía la Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México.

Este año, por desgracia, no es la excepción.

Uno entiende que a veces el enojo y la frustración por el cierre de carriles o el tránsito pueden desesperar a los conductores; lo que no se puede justificar es que un desquiciado decida lanzarles el vehículo a los peregrinos.