La «política del chicharrón carnudo» es una de las estrategias de gobierno más exitosas de los últimos tiempos, amén de habernos pasado del gobernador poblano 110° al 117° en tan solo doce años.
Con la máxima de que se consigue más con una gota de miel que con un barril de hiel, el gobernador Sergio Salomón ha extendido ramas de olivo a diestra y siniestra. O más bien extendido sendos platos de golosos chicharrones carnudos, especialidad de su natural Tepeaca.
La relación con el presidente López Obrador —con el resto del poder ejecutivo detrás— está en su luna de miel tras los agrios estiras-y-aflojes de los acuerdos electorales.
El Día de Reyes pasado, AMLO andaba por Tepeaca para un evento relacionado con algunos programas sociales. Con hambre, tras una gira en el EDOMEX, el presidente pasó antes del evento a comer con la familia Céspedes-Bonilla.
Las cortesías y atenciones ofrecidas por la pareja gubernamental fueron suficientes para alcanzar un importante acuerdo: dar el banderazo de salida a la entrega nacional de fertilizantes desde Tepeaca. Fertilizantes del bienestar, faltaría más.
La bolsa del programa tiene pancita, pues cuenta con más de 17 mil millones de pesos. Tan solo para Puebla se destinarán 720 melones.
Dicho programa se publicita con bandera de cobertura nacional, aunque de dientes para afuera. Con cobertura nacional… de acuerdo a suficiencia presupuestaria. La realidad serán 12 estados donde se concentrará el programa.
Publicitariamente andan con todo en la federal Secretaría de Desarrollo Rural, pues el programa de fertilizantes se mueve al ritmo del 1-2-3. Un millón de toneladas de fertilizantes, para dos millones de personas, y beneficiar a tres millones de hectáreas.
Ya entrados en el calor de los apapachos gubernamentales, brotaron los elogios hacia “las dependencias gubernamentales que hicieron esto posible”.
Seguridad Alimentaria Mexicana (SEGALMEX), por ayudar a distribuir el fertilizante. Secretaría de Bienestar, por el armado del padrón de beneficiarios. Y a Guardia Nacional, por permitir las condiciones de seguridad para el programa. Uno se ríe para no llorar.
Las alabanzas a Petróleos Mexicanos (PEMEX) se cuecen aparte, pues lo dicho por Areli Cerón Trejo — directora federal de suelo-agua y coordinadora del programa nacional de fertilizantes— son de esas verdades que son verdad, aunque son falsas.
Decir que “PEMEX funge para el suministro de fertilizante… está produciendo una gran cantidad en México” es tan falso que el corrector de palabras lo marca todo en rojo.
Los avances para “consolidar” las cuatro plantas de amoniaco y dos de urea de Petróleos Mexicanos avanzan a paso de tortuga, sin materia prima alguna para producir ningún tipo de fertilizante nitrogenado en un futuro cercano. La meta de suplir 60% del mercado nacional este año es una fantasía. Recuerde que PEMEX trae los peores números de barriles de producción de hidrocarburos en todo el sexenio.
La coordinadora nacional de fertilizantes concluyó diciendo que “ya tenemos urea nacional”. La siguiente oradora, una beneficiaria de Tzicatlacoyan, habrá creído que era una guerra de puntadas agropecuarias, por lo que remató agradeciéndole a López Obrador el compromiso con los productores del PROCAMPO poblano. Por ingenio, la ronda de aplausos merecidísima.