Consumatum est.

Un millón 908 mil 954 votos, no solo refleja, la fuerza, el músculo, la amplía confianza y legitimidad que tendrá el gobierno de Alejandro Armenta Mier, sino también es la cosecha de 34 años de trabajo político a lo largo y ancho del estado de Puebla.

Muchos, sobre todo de la oposición, minimizaron ese trabajo que inició desde que fue el más joven alcalde de Acatzingo.

Ahora, pasó de ser en su momento uno de los alcaldes más jóvenes de la entidad, a ser el gobernador más votado en la historia de Puebla.

Tardó tres décadas y 4 años en sembrar.

Y cosechó.

También, antes y durante las campañas, Armenta, prometió que traería 2 millones de votos para Claudia Sheinbaum.

Los mismos opositores reían y lo creían inalcanzable.

Pero, también cosechó.

A Eduardo Rivera, desde su cúpula partidista, (léase Marko Cortés) le vendieron la idea que lo podía alcanzar y rebasar.

Hacían sus cuentas alegres.

La realidad finalmente, como en todo en la vida, los alcanzó y les dio un fuerte golpe.

Incluso la misma campaña armentista se cantaba “este arroz ya se coció”, ante las constantes encuestas que lo ponían muy arriba.

Pero igual que en el caso de Claudia Sheinbaum, los opositores seguían con sus ábacos afirmando lo contrario.

Ahora se sabe que sí, que ese arroz estaba bien cocido.

Pero siguen los logros.

Armenta, además se convirtió en un factor determinante para el triunfo de candidatos a otros cargos, junto con Claudia Sheinbaum.

Y es que en Puebla no solo llegó el tsunami Sheinbaum, sino también pesó y mucho el de Armenta.

Ahora el próximo gobernador, quedó en el histórico muy arriba en votos de sus predecesores.

Por ejemplo, del proceso electoral de 2018, Martha Erika Alonso Hidalgo, llegó con muchas dudas a un millón 153 mil 79 votos.

En 2010, Rafael Moreno Valle, tuvo un millón 111 mil 318 sufragios.

En 1998 y 2004, Melquiades Morales y Mario Marín, respectivamente, no superaron la barrera del millón.

La cercanía con la gente y su conocimiento de los problemas de Puebla, ha sido la clave.

Desde que Armenta, buscaba la candidatura de Morena, se decía que si llegaba no solo ganaría, sino que aplastaría.

Y aún así, opositores e incluso muchos morenistas, lo buscaron tumbar.

En marzo del 2023, luego de que me concedió una entrevista, ya fuera de cámara, me dijo efusivamente a los ojos y altamente convencido, “¡voy a ser gobernador!”.

Esa convicción nació hace 34 años.

El 14 de diciembre se hará realidad.

El paso más importante está dado.

Tiempo al tiempo.