La ciudad de Puebla y en particular el sur de ella ha tenido un crecimiento exponencial en las últimas dos décadas, sin embargo, no se había puesto la atención necesaria para garantizar la movilidad de los habitantes de la zona.
La llegada del terrapuerto en Paseo Destino ayudó a desfogar las salidas y llegadas a las terminales 1 y 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, así como a puntos estratégicos en la capital del país.
Sin embargo, viajar al oriente del país e incluso al interior del estado se convertía en toda una odisea para quienes tenían que comenzar el viaje una o dos horas antes, para llegar a la CAPU y de ahí poder tomar el autobús que les transportaría a su destino.
La inauguración de la Cetram o CAPU Sur, como será conocida, es la respuesta a una demanda social añeja. Desde hace más de tres lustros los empresarios poblanos ya advertían la necesidad de agilizar la movilidad desde ese punto cardinal.
En el evento inaugural, Salomón habló de los beneficios de la obra que lleva invertidos 170 millones de pesos, exclusivamente, de la iniciativa privada. A la par citó una mejor movilidad, empleos, comercio, turismo y en general, más oportunidades para los 100 mil usuarios mensuales que se trasladarán.
Como en casi todos los eventos, su amado Tepeaca tuvo un protagonismo especial. La primera corrida, de la línea ADO, fue precisamente a ese municipio. Y el atento saludo para el conductor se debió al recuerdo de su padre, quien fue chofer de Alas de Oro.
La obra tendrá que terminar sus etapas dos y tres antes de poder ser evaluada en su totalidad, por lo pronto ya ofrece servicios para quienes aprovechan este verano para descansar y vacacionar. También será útil a quienes por temas educativos tengan que viajar desde el interior del estado ya sea a Ciudad Universitaria o a las instalaciones del Instituto Politécnico Nacional (IPN), que se encuentran a unos pasos de la nueva central.
Freno a la narcocultura
Ante la ola de violencia e inseguridad que continúa, el gobernador llamó a los padres de familia a participar activamente como educadores en sus hogares.
Evitar las narcoseries, los corridos tumbados, los narcocorridos y en general aquellas acciones que enaltecen las actividades al margen de la ley, fue parte de lo que recomendó.
“Tenemos que asumir el gran rol de padres de familia (…) que todos asumamos la gran responsabilidad de abrirles la puerta a nuestros hijos e hijas cuando regresan de la calle, del deportivo, del trabajo, de la fiesta. No hay mejor mirada que la de un padre para saber si nuestros hijos cambiaron. Y si le abrimos la puerta a nuestros hijos, estoy seguro que le podemos cerrar la puerta a las drogas y a los vicios”.
El llamado, en estos días en que la delincuencia nos hace narrar balaceras y localización de cuerpos, cada vez de manera más cotidiana, es más que pertinente.