Algo extraño sucede con la página web del Congreso del Estado. Desde que inició esta legislatura, el pasado 15 de septiembre, la comunicación del Congreso con la ciudadanía ha sido, por decir lo menos: olvidada.

Si usted entra a revisar las “últimas noticias” se llevará la sorpresa de que el más reciente boletín está fechado el 30 de noviembre. Uno antes, es del 14 de septiembre.

Es decir, que para las y los diputados, en todo este primer periodo de sesiones sólo hay un acto que comunicar: “Promueven en el Congreso, Feria del Tejocote y Festividad de Nochebuena en Huejotzingo”.

De las iniciativas aprobadas, como la reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública que será pilar en el gobierno de Alejandro Armenta, no hay ni medio renglón.

Tampoco de la decena de iniciativas federales que se aprobaron en fast track para permitirle a AMLO cumplir sus caprichos como la Reforma Judicial. Menos aún, saber quién votó a favor y quién en contra.

Y si usted espera encontrar qué han hecho las Comisiones y los Comités que conforman el Poder Legislativo, ya le puedo ir comentando, que al menos en la página web no será posible encontrarlo.

Tampoco podrá saber cuántas faltas han tenido las y los diputados en el Pleno o en la Comisiones -que es donde se realiza el verdadero trabajo legislativo-. Menos se podrá conocer si estas ausencias están justificadas o fueron por el simple gusto de tener tiempo libre.

La transparencia sirve para mucho, principalmente para rendir cuentas, pero también para desmentir a los legisladores.

Ya en 2017, esta casa editorial pudo descubrir la mentira de Sara Chilaca, la diputada que presidía la comisión de Protección Civil y que aseguró que habían sesionado ese día. Aunque había una cita a las 10 de la mañana, la reunión no se concretó a esa hora. Más tarde, el sismo de aquel año impidió la actividad legislativa.

¿Apuesta por la opacidad?

La falta de atención de la Secretaría General al contenido y la actualización del portal del Congreso puede ser reflejo del nulo interés por comunicar las acciones de los legisladores, también -y eso sería lo delicado- una apuesta a la desaparición de regulaciones tras la eliminación del INAI.

Quizá el retraso informativo responda más a ese desinterés basado en que ya no habrá un instituto que tenga la fuerza para exigirles que cumplan con las obligaciones de transparencia.

¿Nos sorprende esta opacidad y falta de información? Un poco sí, sobre todo porque entre las legisladoras se encuentra gente experta en materia de transparencia, como la verde ecologista, Norma Estela Pimentel Méndez.

Sin duda estas fallas restarán puntos en la evaluación que cada semestre presenta la UPAEP, respecto al trabajo legislativo.

Ahora que ya saben que sí se les vigila, ¿pondrán manos a la obra o preferirán dejar los pendientes para el próximo año?

Veremos y diremos