Ayer por la noche un par de comunicados sorprendieron. Se anunciaba la suspensión de clases este miércoles 22 de enero. La causa fueron las bajas temperaturas que se generarán por el Frente Frío número 24.
Uno puede entender que la salud de docentes, padres de familia y alumnos se vea comprometida en zonas serranas, donde las temperaturas seguramente estarán bajo cero; pero de eso a que se tengan que suspender las clases en la zona metropolitana de Puebla hay una enorme distancia.
De acuerdo con un comunicado ayer se registró -1 grado Celsius en Zacapoaxtla y Nauzontla. En Honey el termómetro llegó al 0 y en Xicotepec, Juan Galindo y Huauchinango apenas hubo 2 grados. El pronóstico para este día es similar.
En Puebla capital, las Cholulas y Atlixco, se espera que la temperatura más baja sea de 7 grados Celsius. Repito, siete grados. Definitivamente se sentirá frío, pero nada tan extremo que ponga en riesgo la salud de la comunidad estudiantil.
Ahora bien, la cancelación de clases no garantizará que los padres, maestros y alumnos se queden dentro de sus casas. Muchos de ellos deberán salir a la misma hora o quizá antes para ir a los hogares de sus tíos, abuelos, vecinos o cuidadores. Cancelar las clases en la región metropolitana, en los hechos, no evitará que los menores de edad respiren el aire frío.
Determinaciones como estas nos hacen cuestionarnos si las generaciones de cristal, con las que tanto batallamos y las que tanto cuestionamos, son resultado de medidas tan extremas como esta.
Me gustaría saber qué habrían hecho nuestros padres si el pronóstico del clima fuese este mismo, difícilmente habrían cancelado nuestras actividades escolares. Apostarían, en el mejor de los casos, por mandarnos con ropa debajo del uniforme o abrigarnos bien, de eso a darnos un pretexto para no ir a clases hay un abismo.
Desplegados descafeinados
La estrategia de presentar desplegados firmados por los gobernadores de Morena, lo mismo para respaldar los caprichos de AMLO, que para repetir posicionamientos políticos terminaron por diluir su efecto.
Ayer, cuando los morenistas y la Conago presentaron el documento en donde anuncian su respaldo a la presidenta, Claudia Sheinbaum, contra la política migratoria de Donald Trump poco efecto causó.
Pese a que todos han cerrado filas en torno al apoyo a los migrantes que sean deportados, el efecto no fue el deseado. Es el riesgo de reutilizar las estrategias.
Ahora habremos de pasar a los hechos. El discurso ha sido más o menos claro y en la misma línea, sin embargo, el retorno de los primeros deportados pondrá en práctica el programa México te Abraza.
Sin duda cada estado, cada región del país, enfrentará las deportaciones de manera muy distinta. Tijuana, Ciudad Juárez, Nogales tendrán que hacer frente a la presencia física, con todo lo que eso conlleva. Puebla, por ejemplo, podría sufrir una caída significativa en la recepción de remesas.
¿Estaremos realmente preparados en México para recibir con los brazos abiertos a nuestros connacionales?
Veremos y diremos.