La reforma a la Ley de Telecomunicaciones, avalada ayer en fast track en comisiones del Senado, es un atentado contra la libertad de expresión que busca censurar lo mismo a televisoras, radiodifusoras, páginas web y redes sociales. 

Toda información, video, imagen o meme que, a juicio de un juzgador, dependiente de la Presidencia de la República, promueva mensajes de odio será el motivo perfecto para “bajar” al medio por el cual fue difundido. 

Así, una opinión en su cuenta de Facebook, una nota informativa en un portal web o una caricatura en “X” bastarán para que usted o todo un medio de comunicación sean suspendidos. 

Lo más increíble es que hay senadores, apostados por la 4T, que lejos de reconocer uno de los riesgos más grandes contra la democracia, aplauden y justifican la aberrante reforma. 

La petista Liz Sánchez externó: “La televisión, la radio, la prensa, las redes sociales tienen un poder inmenso, son espejos de nuestra sociedad, pero también son herramientas para transformar y el Estado tiene la obligación de actuar cuando ese poder se utiliza para sembrar odio o dividir a nuestro pueblo”.


Vamos por partes.

¿Estas palabras también serán aplicables a las mañaneras o secciones como el Detector de Mentiras que se encargan de diseminar mensajes de odio, división y hasta información tan sesgada, que termina por ser falsa? 

Para la senadora Liz Sánchez, ¿La ley sólo debe aplicarse al “pueblo bueno”?, ¿El Estado sí tiene la libertad de dividir a los mexicanos?

Las palabras con las cuales buscó justificar su aprobación a una ley de casi 300 páginas que fue entregada 12 horas antes de su votación, no incluyen ninguna condena al mensaje que difundió el gobierno norteamericano en suelo mexicano. 

La mayoría estamos de acuerdo en que los mensajes pautados por el gobierno norteamericano son racistas y criminalizan a los migrantes (mexicanos o no), sin embargo, la senadora no tuvo palabras de repudio para ello ni de solidaridad para con los connacionales. Su discurso fue exclusivamente para avalar la Censura del Bienestar. 

Y es claro que a los representantes de la 4T les moleste escuchar la crítica al gobierno, que se les arrugue el ceño cuando se les cuestione el uso de los recursos públicos, la falta de pulcritud en los procesos legislativos, las fallas en la Reforma Judicial, la falta de medicamentos y hasta el lucro de iniciativas como la de 40 horas, que permanecerá en la congeladora hasta la próxima elección. ¡Claro que eso les molesta! 

El periodismo debe poner luz en los temas que el poder intenta mantener en lo oscurito. Los medios son un contrapeso natural. Amagar con bajarlos, apagarlos, pausarlos o cualquier otro eufemismo que encuentre la 4T, es una bajeza que sólo se explica en regímenes totalitaristas. 

¿Dónde quedó la tolerancia? ¿No que eran diferentes?