Debido al incremento de los costos operativos como transporte, mantenimiento y precio de equipos de proceso, la Cámara Regional de la Industria de la Masa y la Tortilla Puebla–Tlaxcala, por conducto de su tesorero Ismael Ávila Briceño, anunció que a partir de junio el precio de la tortilla tendrá un incremento de 1 peso por kilogramo para pasar de 18 a 19 pesos (Javier Zambrano, El Sol de Puebla, 22 abril 2025).

Un estudio de la Universidad Tecnológica de Puebla describe que entre los factores más importantes del precio de la tortilla están el costo del maíz con 31% y el del gas con el 32%; solo estos dos factores representan un tercio del valor total de la tortilla. Actualmente, se reconoce que el transporte, por el combustible, y el de la electricidad, son los factores que más impactan el precio de la tortilla. 

De acuerdo con el Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados (SNIIM) al 23 de marzo de 2025, el valor promedio del kilogramo de tortillas varía de 17 a 30 pesos en las diferentes regiones de México (Eric Lugo, El Economista, 25 marzo 2025).  

Asimismo, el maíz, durante 2025, tiene un piso fijado por Seguridad Alimentaria Mexicana de 5 mil 840 pesos por tonelada. Cada kilogramo de maíz produce, según la variedad, entre 1 y 1.5 kg de tortillas. 

El promedio nacional de rendimiento de maíz se encuentra por debajo de 3 toneladas por hectárea. La producción nacional de maíz, en 2024 se estimó en 23.3 millones de toneladas, uno de los valores más bajos que compromete la autosuficiencia histórica del país, por lo que el Plan México 2025-2030 propone la producción anual de 3 millones de toneladas adicionales. 

Vender a mayor precio siempre ha sido la aspiración de los productores y procesadores de alimentos o materias. Desde que tengo uso de razón siempre se ha manejado el buscar cómo vender más caro. 

Sin embargo, los precios no dependen del productor y ni siquiera del gobierno, aunque por momentos la tentación de fijar precios de garantía permanezca. Los precios dependen del mercado, justa o injustamente. Vender caro no siempre es una solución para el productor, porque al aumentar los precios de los productos se contrae la demanda. Eduardo Chalita Tovar, maestro de Economía Agrícola, nos enseñó que en la misma proporción que se aumentan los precios, también se reduce la demanda. 

Los precios no dependen de los productores. Lo que sí está bajo su control son los costos, los rendimientos, el almacenamiento, la programación de siembras y la calidad de los productos. 

Conocer los costos de los procesos productivos y buscar reducirlos, es la salida para mejorar las condiciones de la producción. Conocer los factores que mejoran los rendimientos y la calidad, reducir los riesgos ambientales y atender las necesidades de los mercados, puede evitar una gran parte de los fracasos y enojos actuales ante la caída de precios.  

Para bajar los precios es necesario contar con servicios técnicos, la tecnificación de procesos, servicios de mecanización, infraestructura de almacenamiento y primeros procesos agroindustriales. Por ejemplo, la mecanización del cultivo de cacahuate en la región de Tlapanalá, Puebla, significó en el año 2007, reducir de 8.50 pesos por kilogramo cultivado manualmente, a 5.50 cuando fue mecanizado. El precio del kilogramo de cacahuate estaba en ese entonces a 7.50, por lo que unos ganaban 2.50 y otros perdían 1.0 peso por kilo. 

Actualmente, en las tortillerías hacen falta sistemas de recuperación de calor en la banda de cocimiento, con lo que es posible ahorrar hasta el 60% del gas utilizado en la elaboración de nixtamal, adoptar paneles y calentadores solares, y mejores sistemas de abasto de maíz bajo contrato con los productores locales. 

La producción de maíz requiere actualmente de fertilizantes, biofertilizantes, semillas mejoradas, centros de servicios de mecanización, roturación de tierras altamente compactadas, para mejorar el aprovechamiento de la lluvia en tiempos de sequía, agregar materia orgánica y, posiblemente, de polímeros retenedores de agua. 

Para garantizar la alimentación de los mexicanos y cumplir con las metas del Plan México, se requiere algo más que lo realizado. La sola dotación de fertilizantes sin apoyo de semillas, servicios técnicos y financiamiento ante la amenaza de sequía, podrían conducir únicamente a los mismos resultados de los últimos años.