La activista Eréndira Jiménez Montiel mencionó que la violencia no debe seguirse replicando en las instituciones, ya que los avances en la lucha por los derechos de las mujeres han sido lentos, pues tras cuatro siglos se sigue pidiendo equidad, seguridad y libertad para todas, con procesos justos y que reconozcan la palabra de las víctimas y también que se castigue a los victimarios.
Por eso, la marcha del 8 de marzo se centra en que las voces sean escuchadas, pues a las mujeres siempre se les han colocado barreras, y en la marcha de este año se colocaron vallas alrededor del Palacio de Gobierno.
La pandemia, dijo, ha disparado aún más la violencia de género, económica y social, haciendo que las mujeres padezcan un mal más, afirmó.
Por eso, la Alerta de Género no servirá de nada si quien se encarga de atender a las víctimas y de impartir justicia no está capacitado, o es incapaz de dar respuesta.
A su vez, Rosario Texis Zúñiga, integrante del Grupo Interinstitucional y Multidisciplinario, afirmó que la violencia es una pandemia que las mujeres han sufrido por muchos años y que la lucha ha hecho posible que en este momento en Tlaxcala haya una mujer gobernadora.
Además, que el Congreso local sea paritario, por lo que este 8 de marzo la marcha es un llamado a que ninguna mujer más muera por violencia, que se reconozca la desigualdad, se haga justicia a quienes han visto sus derechos vulnerados y que las familias de las víctimas sean escuchadas.
Señaló que la movilización no se hace por gusto o por dañar cosas, sino por la búsqueda de la justicia que el estado ha quedado a deber.
“No puede ser posible que la gobernadora diga que sí está a favor de la marcha y puso las vallas […] Es como no creer en las mujeres, no comprometerse con ellas”.