Tras la brutal exhibida del cochinero morenista a nivel nacional, durante su elección interna para consejeros, en Tlaxcala las mapacherías también estuvieron presentes, como parte de una evidente vuelta al pasado convulso, electoralmente hablando.

Mientras la dirigencia estatal presumió comicios en orden y sin contratiempos, militantes “de a pie” denunciaron presuntos acarreos y coacción a favor de altos funcionarios estatales, que pertenecen al grupo de confianza de la gobernadora, Lorena Cuéllar Cisneros.

Uno de estos casos fue en el municipio de Apizaco, donde, para echar más gasolina al fuego, acarreados tuvieron el “pase directo” para darle velocidad a la operación interna.

Incluso, militante tuvieron que reclamar para tratar de hace valer el tiempo de espera en las casillas.

Señalamientos similares también hubo en Zacatelco, Huamantla, Tlaxcala capital, y otros municipios.

Si en Morena el pueblo manda, ¿cómo será cuando el anarquismo político si es que lograran cumplir sus amenazas de desaparecer al INE?

El futuro luce desalentador, ¿o no? (LS)

Trata de personas, dudas a la vista

Un dato que debe poner a temblar a las autoridades estatales que siguen minimizando la trata o tráfico de personas, es que tan sólo en Estados Unidos se han realizado juicios a personas originarias de Tlaxcala, señaladas por este crimen en al menos 13 estados.

Ante este panorama, ¿cómo es posible que en lo que va del año, según cifras oficiales, hay un caso registrado, mientras en 2021 la Procuraduría General de Justicia registró 48 víctimas?

De entrada, la desproporción es abismal y considerando la ola de violencia que sufre el estado, quedan muchas dudas sobre el trabajo de las autoridades ministeriales.

Pues para nadie es un secreto que si las denuncias no quedan radicadas en lo conducente a la trata de personas, los datos oficiales terminan siendo números propagandísticos.

¿Será que en Tlaxcala se juega con las cifras para pintar una realidad diferente?

Lo que se ve no se juzga. (LS)

Se le acaba la suerte a Blanca Águila

Quien sigue jugando con los intereses de los agremiados al Sindicato de Salud, es la titular, Blanca Águila Lima, pues mientras sigue insistiendo en corto y a todo público que la transformación al programa IMSS-Bienestar no pasará, la realidad es otra.

Pues el diálogo entre el gobierno del estado y el gremio ha ido avanzando, incluso, con pláticas entre los involucrados, aunque eso sí, la dirigente afirma que el Hospital General no tiene permisos de operar, el titular de la Sesa, Rigoberto Zamudio Meneses ya ha salido a desmentirla.

Tal parece que a la sindicalista se le van acabando los argumentos para intentar tirar el nuevo modelo de seguridad social, pues sabe que el poder de los trabajadores adheridos se le está yendo entre las manos.

Y lo peor para su causa es que si no mete el acelerador, hasta sus aspiraciones políticas en el PRI penden de un hilo en 2024. ¿No será tiempo de apuntar a otras causas, si es que quiere al menos mantener el coto de poder que aún le queda? (LS)