Mientras el estado sigue sufriendo por el crimen que el gobierno dice que “no está organizado”, la ausencia de titular en la SSC y la falta de policías certificados en municipios, habrá que sumar una raya más al tigre.

Y es que el pasado 2 de noviembre un interno del Cereso de Tlaxcala capital murió en el hospital, después de atentar contra su vida al ahorcarse con un cinturón.

Según los acompañantes de celda, la víctima era paciente psiquiátrico que, cuentan los que saben, no era visitado ni por familia o amigos, lo que habría desencadenado un fuerte episodio de depresión.

De ser así, ¿no hay protocolos en las cárceles de Tlaxcala que internos con enfermedades psiquiátricas o evaluaciones médicas?

Es más, ¿tampoco los custodios están capacitados para prevenir emergencias de este tipo? y, peor aún, ¿a poco los cinturones son objetos permitidos en los Ceresos?

Alguien tendrá que responder a estas preguntas, pues al menos todo apunta a una negligencia que no puede quedar impune. (LS)

Xcaret, derroche tlaxcalteca

Muy chula la participación de Tlaxcala promoviendo la cultura y tradiciones en el conocido Parque Xcaret, de Cancún, donde abunda el turismo internacional y, de paso, la vida se paga en dólares y euros.

Y es que como en la vida todo se paga, muy comodinos se vieron funcionarios estatales, personajes consentidos de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros, y hasta uno que otro colado.

Si no, cómo entender que la comitiva “especial” del gobierno constara de 250 personas transportadas para disfrutar la famosa atracción turística.

Habría que ver que tan productivo resultó esta presentación para los artesanos, hoteleros y agentes turísticos del estado, ojalá que no sea un derroche más de esos que ya nos están acostumbrando. (LS)

Normalistas y las dudas mortales

Ahora que finalmente las estudiantes normalistas de Panotla pavonean el cambio de directiva en la institución, uno de los requisitos que impusieron a la SEPE, valdría la pena que también aclararan dudas que rondan la muerte de una de sus compañeras.

Y es que aún no queda claro por qué la joven habría ingresado al hospital, el día de su muerte, después de las 21:00 horas con una herida en la cabeza de 8 centímetros, cuando el presunto enfrentamiento con elementos estatales fue al menos tres horas antes.

Es más, ese día al filo de las 20:00 horas dieron conferencia de prensa donde se expusieron como víctimas de represión, pero no dieron a conocer el estado de salud de la joven, y menos que estaba gravemente herida.

Tanto así que resultó con 14 puntadas, morenotes, clavícula fracturada, entre otras lesiones que comprometieron su vida. ¿Por qué tanta opacidad y el afán de mantener fuera del ojo público el caso?

La muerte de la estudiante sólo deja claro que algo muy chueco se vive en terrenos de la Normal de Panotla y, por ahora, seguirá así.

Una vergüenza. (LS)