Recientemente, la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) reveló que en Tlaxcala operan dos organizaciones criminales, lo cual contradice el discurso oficial que insiste en posicionar a la entidad como "la más segura del país".
Tanto la gobernadora como sus secretarios de seguridad han negado reiteradamente la presencia de células delictivas. Sin embargo, la realidad que enfrentan los ciudadanos es muy distinta: cobro de piso en negocios, narcomantas, cuerpos con señales de violencia, desmantelamiento de narcolaboratorios y ajustes de cuentas forman parte del día a día.
Cabe recordar que, en su afán por minimizar esta alarmante situación, la mandataria estatal incluso desestimó datos del propio gobierno federal, que ya advertía sobre la presencia de estas organizaciones criminales. Esta postura le valió un llamado de atención por parte de la presidenta de la República.
Desaire a Beatriz
Un fuerte desaire sufrió la exgobernadora Beatriz Paredes durante la reciente conmemoración del aniversario luctuoso de Xicohténcatl Axayacatzin, celebrada en Tizatlán. El invitado principal, el alcalde capitalino Alfonso Sánchez García, hizo esperar a los asistentes por más de una hora antes de iniciar la ceremonia, lo que generó evidente incomodidad en la diplomática tlaxcalteca.
Quien sí supo aprovechar esa espera fue la senadora priista Anabel Ávalos, que permaneció muy cerca de Paredes Rangel durante todo ese tiempo. Sin duda, en ese lapso desaprovechado por la impuntualidad del alcalde, ambas figuras políticas aprovecharon para tejer acuerdos clave con miras a la sucesión de 2027.