Tras una larga temporada de especulaciones, finalmente se concretó el relevo del jalisciense Diego Corona Cremean en la Secretaría de Infraestructura. En su lugar fue nombrado Eduardo Hernández Tapia, quien anteriormente se desempeñaba como director de obras en la misma dependencia estatal.

Aunque la gobernadora Lorena Cuéllar aseguró que la salida de Corona Cremean obedeció a motivos personales, resulta evidente que su separación del cargo se dio en medio de un escándalo vinculado con una secta de cienciología, señalada por supuestos fines fraudulentos en el vecino estado de Puebla.

Pero el nuevo titular de Infraestructura tampoco ha estado exento de controversias. Un medio local reveló que, en 2023, Hernández Tapia habría adquirido un vehículo de lujo, pagado en efectivo por la elevada suma de medio millón de pesos, justo al ingresar a la dependencia estatal.

Vaya “joyitas” los funcionarios foráneos del gabinete estatal.

Y ya que hablamos de escándalos, en redes sociales resurgieron señalamientos contra un colaborador de la Secretaría Ejecutiva del Sistema Estatal de Seguridad Pública (SESESP), encabezada por Maximino Hernández. Se trata del fotógrafo del titular, quien ha sido acusado por una mujer de fraude, además de haber sido señalado previamente por acoso sexual, hostigamiento y violencia digital.

Resulta irónico que una dependencia encargada de proteger la integridad de las personas mantenga en su plantilla a individuos con antecedentes de conductas tan reprobables. Ojalá se tomen medidas firmes al respecto.