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A un año del terremoto en Haití, hombres, mujeres y niños con escasas expectativas, con un futuro incierto, ensombrecido por el paro, la miseria, la falta de higiene y los problemas de acceso a recursos tan básicos como el agua potable, la salud y la educación, expresan su desesperanza por la situación en la que se encuentran después de aquella catástrofe, que cobró 300.000 vidas.