En noviembre de 1898 Nikola Tesla dio a conocer el Telautomaton, el primer barco a escala dirigido por radio. Tesla anticipó las ventajas que ofrecían en el combate naval los barcos de guerra de pequeñas dimensiones y no tripulados, a modo de torpedos dirigidos a distancia. Embarcaciones que provistos de una carga explosiva y dirigidos con precisión podían ser una pérdida aceptable.

En 1898, la de Tesla era la única nave teledirigida que se controlaba mediante señales de radio (el entonces llamado telégrafo inalámbrico), prescindiendo de los entonces habituales cables para el control remoto. Tesla planteó utilizar su invento contra los buques españoles que en 1898 estaban atracados en la Bahía de la Habana. No le dio tiempo. La guerra hispano-cubana-estadounidense duró poco más de tres meses.

Tesla trabajó intensamente en el desarrollo de ingenios relacionados con la robótica que él describía como hombres mecánicos diseñados para ayudar a los hombres en las tareas más tediosas. También aspiró terminar con las guerras mediante el desarrollo de armas definitivas con las que desalentar a posibles enemigos.

El Seagull Unmanned Surface Vessel es un barco de superficie desarrollado por la compañía israelí Elbit Systems. Es pequeño, mide unos 12 metros, y no está tripulado, pudiendo navegar de forma teledirigida o autónoma y armado. Justo como lo habría querido Tesla.

 

El robot de rescate Emily puede superar olas de 10 metros.

Aunque de momento el Seagull cuenta con una cabina de mando desmontable que puede albergar una pequeña tripulación, su principal característica es que es capaz de navegar con un alto nivel de autonomía durante cuatro días a pleno rendimiento, y mantenerse operativo a un nivel funcional básico durante tres días más.

La finalidad inicial del Seagull (gaviota, en inglés) es la de recorrer los mares detectando, identificando y neutralizando minas marinas de diferentes tipos: flotantes, amarradas con un cable o de fondo, pero siempre manteniendo a los marinos lejos de ellas.

 

Armas ciegas

Igual que sucede con las minas terrestres, las minas marinas suponen un problema más allá del conflicto y del bando que las activa: las minas son armas ciegas que no distinguen entre amigos, enemigos y neutrales. Una mina amarrada puede soltarse por la rotura del cable y acabar convertida en una mina flotante, recorriendo a la deriva cientos de kilómetros durante meses.

A pesar de su pequeño tamaño el Seagull puede navegar en estados del mar de grado 4 o de oleaje moderado, con olas de 2,5 metros; y salir airoso de estados del mar de grado 7, con olas altas y medias de entre 7 y 9 metros, explican en Popular Mechanics. El Seagull respetará las leyes internacionales de navegación aunque pierda el enlace con el centro de control, asegura la compañía. El centro de control embarcado puede controlar simultáneamente a dos Seagull desde un centenar kilómetros.

El Seagull detecta las minas usando una serie de instrumentos y subsistemas modulares que se pueden instalar a bordo dependiendo de las necesidades y de la misión encomendada. Por ejemplo, para el desminado el Seagull puede utilizar robots desechable, pequeños vehículos capaces de sumergirse, avanzar y destruir minas marinas detonando cerca de ellas. También puede ir armado con torpedos de verdad.

Porque igual que el cazasubmarinos Sea Hunter, el Seagull tiene también la capacidad de detectar la presencia de submarinos enemigos en sus proximidades; pero a diferencia del Sea Hunter de Darpa, que navega sin armamento, el Seagull afirma ser el primer barco autónomo que realmente es capaz de disparar torpedos y destruir submarinos.

Como contraste, la búsqueda y el rescate de víctimas de naufragios son también tareas encomendables a las embarcaciones teledirigidas. Un ejemplo es Emily, el robot salvavidas. Se lanza al mar desde la costa, desde un barco o desde un helicóptero y navega propulsado por una turbina, como las motos de agua, en cualquier condición del mar hacia la persona o grupo de personas en el agua que necesitan socorro.

Una vez alcanza su destino, Emily sirve como elemento flotante al que pueden aferrarse hasta seis personas. También puede transportar chalecos salvavidas y arrastrar de vuelta a las víctimas. En los últimos años Emily ha salvado numerosas vidas y ha participado en misiones de rescate de naufragios en el Mediterráneo, operando desde las costas griegas.