Un estruendo terminó de golpe con la apacible mañana para la ama de casa del inmueble número 2260 de la avenida San Claudio de San Manuel. El conductor del microbús de la ruta 45 A marcado con el número 33 se metió, sin tocar el timbre, a la cochera. El propietario de la casa asegura que el chofer transitaba fuera de su recorrido. Los daños hasta el momento son incalculables. Pero el susto de la dueña no tuvo precio.

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Los daños estructurales en el domicilio marcado con el número 2260 de la avenida San Claudio de San Manuel son evidentes, un castillo desplomado –el de la entrada– que soporta parte del techo y del gran portón blanco.

‘Las fracturas’ estructurales en la parte del techo que cubre a la amplia cochera – donde cuatro autos a partir de esta noche buscarán el ‘cobijo’ del garaje de un vecino amable–, son incuestionables, se notan a simple vista, la plataforma de cemento que se encuentra desprendida por lo menos cuatro centímetros, pone en peligro esa zona de la casa y a sus moradores. El castillo central también luce dañado, una cuarteadura se alcanza a ver a lo lejos.

La propietaria, que ha pedido la gracia del anonimato –reveló– que los representantes de la aseguradora “se portaron de una forma muy amable, pero lamentablemente  su cuadro de cuotas o cómo le llamen para pagar no alcanza a pagar todos los destrozos que realizó el irresponsable conductor”, lamentó.

Después de preparar los sagrados alimentos para su familia, destacó, a Intolerancia Diario que afortunadamente poco antes de las 9.30 sacaron el último auto de la cochera, posteriormente escuchó un fuerte estruendo que la dejó en estado de shock. Al asomarse por una de las ventanas vio al microbús de la ruta 45 A a la mitad del garaje de su casa, un invitado indeseable que ‘arrancó’ de tajo el primer castillo central de su casa.

“El susto fue enorme, al principio no podía moverme pero salí a ver los destrozos causados por el chofer de ese microbús (ruta 45 A número 13)”, puntualizó.

La Doña continuó relatando que al abrir la puerta se dio cuenta que el amplio portón de su domicilio quedó reducido a un acordeón musical y el castillo prácticamente volando.

Su esposo, quién también pidió el anonimato, pormenorizó, que los daños son invaluables porque la estructura sufrió daños que se notan a simple vista.

Ante ese panorama, aseguró, que acudirá con expertos de estructuras para conocer hasta donde su casa tiene daños.

La consulta con los expertos en construcción es con el propósito –también– de conocer verdaderamente en cuánto le saldrá el daño provocado por el conductor del  microbús porque está seguro que la “miseria” ofrecida por el representante del seguro –cuyo nombre no recuerda– no cubre lo que necesitará para rehabilitar su casa.

Precisó que ante la magra oferta de la aseguradora del propietario del microbús de la ruta 45 A número 33, sus representantes legales se encargarán de cobrar lo justo en el juicio que se avecina.

La espera, dijo, será reconfortante porque tiene todos los elementos a su favor para ganar el proceso legal.

Destacó que esa ruta no circula por la avenida San Claudio y si agrega que una distracción del chofer destrozó parte de su patrimonio, la ley deberá darle la razón al finalizar la contienda legal que ya emprendió.

El chofer ya huía

La esposa del dueño del inmueble, reveló a este rotativo que el chofer después de ver el daño causado ya emprendía la graciosa huida.

“Al ver que (el conductor) ya comenzaba a correr, pues empecé a gritar los nombres de mi esposo, de mis hijos y a mis vecinos les pedí ayuda.

”El chofer regresó pero me dio puras explicaciones que solo él cree. No se puede creer que haya perdido el control muy lejos y se estrellará en mi casa”, indicó.

Los esposos destacaron que el chofer explicó cosas increíbles y siempre culpó al propietario de la unidad por no mandar a arreglarla.

“Nosotros ya vimos que el seguro no paga todo lo que se requiere para arreglar la casa, sus cuotas señaladas no son para pagar contingencias reales, esto se va a juicio”.

La propietaria reiteró que ahora deberán pagar a un vigilante particular para que no entre gente extraña a su domicilio, además de las pensiones por los cuatro automóviles, “todos esos gastos el seguro de ese microbús no los quiere  pagar y no es justo”, finalizó.