La elección pasada demostró que a la coalición opositora le urge una nueva cara, un cambio que más que cosmético sea de fondo. Muchas de las personas que votaron por Morena lo hicieron convencidas de que no quieren más personajes que estén relacionados con las versiones actuales del PRI ni del PAN.

Este señalamiento y muchos más deberán estar en la mesa de la autocrítica de ambos partidos políticos. No cito al PRD porque ese simplemente se esfumó.

Los líderes de ambas fuerzas saben que seguir como hasta ahora sólo los llevará a tener nuevas derrotas en las elecciones intermedias de 2024 y en las próximas federales de 2030; tan claro tienen el reclamo social, que el propio presidente nacional del tricolor, Alejandro Moreno, habló de considerar un cambio en el logotipo y hasta en el nombre del PRI.

Matar al dinosaurio, pues.

Lo que sea necesario con tal de no arriesgar el registro, las prerrogativas y los espacios que aún lograron sostener tras el tsunami de Claudia Sheinbaum.

De ahí que las próximas asambleas municipales, estatales y la nacional de julio sean tan importantes, la refundación del PRI no puede esperar más.

Ojalá que en el paquete de modificaciones también actualicen sus estatutos y hasta coloquen candados para evitar que los vivales de siempre terminen por devorarse el partido como lo hicieronLos Chuchos” con el Sol Azteca.

Al PAN le urge

En tanto, por el lado del partido que hoy aglutina a la oposición las cosas tampoco pintan nada bien. Todos y todas se llaman damnificados, pero pocos son los que realmente están dispuestos a reconocer los fallos propios.

La reunión de anoche del Consejo Estatal fue larga, sin embargo, al concluir dejaron claro que cada liderazgo sigue jalando agua para su molino y que difícilmente armarán un verdadero bloque opositor.

La guerra interna que sufrirá Acción Nacional por la renovación de su dirigencia nacional, dentro de seis meses, desgastará aún más, la marca del blanquiazul.

Y aunque confirmaron que irán por la expulsión de dos personajes, Eduardo Alcántara y Jesús Giles, el hecho no será suficiente para que los ciudadanos puedan apostar por ellos en las próximas elecciones. Si quieren mantener la cabeza a flote tendrán que hacer algo mucho más intrépido.

Vuelta a la página

Mientras más tarden ambos partidos en entender cuáles son sus áreas de oportunidad y cuáles son los reclamos de la sociedad, menos tiempo tendrán de formar los cuadros necesarios para enfrentar en los próximos procesos electorales a Morena.

Habló de formar nuevos cuadros, porque una de las quejas más recurrentes es que siempre son los mismos personajes que previamente han tenido negros historiales.

Parece lejano, pero el 2027 y el 2030 están a la vuelta de la esquina y quienes realmente quieran ser competitivos deberán comenzar a trabajar en tierra, defender en las cámaras a México del autoritarismo y reorganizar las prioridades.

No hacerlo, desde ahora lo podemos asegurar, los llevará a una nueva derrota.