El Rey Felipe VI de España entregó al escritor ibérico Eduardo Mendoza el Premio Cervantes 2016, en un acto en la Universidad de Alcalá de Henares en Madrid, en el que se refirió en su discurso a la maestría del literato catalán.
La maestría de Mendoza como escritor, consigue que tanto esas situaciones como esos personajes resulten naturales y creíbles al lector, y lo logra en buena medida gracias a su manejo de muy diferentes recursos del lenguaje", expresó el monarca.
Esta "maestría" en el uso de la lengua española, hace que escritores como él y los que le han precedido, "contribuyan con su obra a aumentar ese tesoro intangible, vivo, en constante evolución, que es la lengua castellana, compartida por más de 500 millones de hablantes".
El Premio Miguel de Cervantes de Literatura, considerado como el galardón literario más importante en lengua castellana, es concedido anualmente por el Ministerio de Cultura de España a propuesta de todas las academias de la lengua de países de habla hispana.
Instituido en 1976 y dotado con 125 mil euros, toma su nombre de Miguel de Cervantes Saavedra, autor de la que está considera como la máxima obra de la literatura castellana: Don Quijote de La Mancha.
El monarca señaló que Barcelona, ciudad natal del premiado y capital de la comunidad autónoma española de Cataluña, "también fue crucial para el nacimiento y la difusión de diversos fenómenos y movimientos literarios".
Expresó que la convivencia del castellano y el catalán, lengua oficial de Cataluña, "es algo natural", y en la obra del galardonado conviven las dos lenguas.
Por su arte, Eduardo Mendoza, nacido en 1943, agradeció al jurado haberle incluido entre los nombres de las letras en lengua castellana que también han obtenido el galardón.
El autor de obras como La ciudad de los prodigios dijo que se considera "un invitado entre los grandes", y que al distinguirle, el jurado quiso "premiar el género del humor, que ha dado nombres tan ilustres a la literatura española, pero que a menudo, y de un modo tácito, se considera un género menor".
Yo no lo veo así, y aunque fuera un género menor, igualmente habría que buscar y reconocer en él la excelencia", subrayó Mendoza, al declararse "honrado" porque el acta del jurado menciona la vinculación de su obra con la de Cervantes.
Reveló que desde que leyó por primera vez El Quijote en la escuela y por obligación, lo que le fascinó de la obra no fue la figura del ingenioso hidalgo ni sus empresas y sus infortunios, sino el "lenguaje cervantino".
La lectura de El Quijote fue un bálsamo y una revelación", relató el premiado, quien agregó que de Cervantes aprendió "que se podía cualquier cosa".
Relatar una acción, plantear una situación, describir un paisaje, transcribir un diálogo, intercalar un discurso o hacer un comentario, sin forzar la prosa, con claridad, sencillez, musicalidad y elegancia", explicó.
Eduardo Mendoza reclamó la inmortalidad de El Quijote y su mayor presencia en las aulas, al señalar que lo ha leído en cuatro ocasiones desde su adolescencia a su madurez.