Desde la profundidad de su voz de mesosoprano, la intérprete griega-alemana Alexandra Gravas abrió, en el Teatro Principal, el Festival Internacional de Puebla 2021 (FIP), con un repertorio que evocó el folclor de la Península Balcánica, lo mismo que la nostalgia de la Costa Chica oaxaqueña, con piezas del indispensable repertorio de aquella tierra europea y de la canción tradicional mexicana.


Del son istmeño “La Llorona” a “Zorba el Griego” -de Mikis Theodorakis, maestro de la artista-, Gravas presentó también su producción “El Amor es Vida (Songbook 3)”, en el acto que presidió el gobernador Miguel Barbosa Huerta, junto con su esposa, Rosario Orozco Caballero, presidenta honoraria del DIF, en la última fila, al parejo del público, y no en el Palco Presidencial del recinto, como estilaban otros funcionarios.


Alexandra Gravas, en el escenario y luego en entrevista, reconoció su profunda admiración por la mexicana (aunque nació en Costa Rica, “pero los mexicanos nacemos donde se nos da la gana”, decía) Chavela Vargas.


“Es una maravillosa cantante, es única, una cantante muy especial, es una inspiración”, dijo Alexandra Gravas en entrevista, mientras firmaba discos, a la salida del Teatro Principal, tras su presentación.


En su recital, el público entró en comunión con la mesosoprano, cuando, acompañada al piano y luego a las guitarras también por Los Macorinos, se fundió en una sola voz en “Historia de un amor”, de Carlos Eleta; “Bésame mucho”, de Consuelo Velázquez, y “Un mundo raro”, de José Alfredo Jiménez.


Al acto, que organizó la Secretaría de Cultura del Gobierno de Puebla, asistió también el alcalde capitalino Eduardo Rivera Pérez y su esposa Liliana Ortiz; el presidente del Congreso local, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, y otros. Todos, en la última fila, junto con el resto del público.


Alexandra Gravas apareció sobre los pasillos, debajo del escenario, y repitió su interacción con el público en un par de ocasiones más, durante el concierto que duró cerca de dos horas.


“Mi segundo amor”, de los veracruzanos Cuates Castilla; “Amor eterno” de Juan Gabriel”, y “Cucurrucucú paloma”, de Tomás Méndez, se entrelazaron con “La vida en rosa”, de Édith Piaf y Louis Gugliemi, y otras obras de Mikis Theodorakis, en la voz profunda de amplio rango de Gravas.


Ella llegó a México previo a la pandemia y, por el cierre de las fronteras, debió permanecer en nuestro país, pero ahora ha aprovechado para varias presentaciones y la presentación del tercer volumen de su producción “El Amor es vida”, en el que deja ver “las emociones y los colores increíbles”, que desde los ojos foráneos se ven de algunas de las piezas más hermosas de la canción mexicana, de varias épocas.


En el escenario, al terminar su presentación, la mesosoprano recibió un reconocimiento de manos del secretario de Cultura del estado, Sergio de la Luz Vergara Berdejo.


Este concierto inauguró la edición 13 del Festival Internacional de Puebla (FIP), que se realizará del 5 al 14 de noviembre y que incluye 125 actividades a desarrollarse en 20 sedes ubicadas en Puebla, San Pedro y San Andrés Cholula, como parte de la campaña “¡Que Reviva Puebla!”.