Todo comenzó con el anuncio de que la práctica sería a puerta cerrada sin especificar en qué sitio por lo que, en un afán por que no se “descubrieran” otras cosas, fue colocado un cerco de seguridad en el hotel de concentración del Tri.
Ante la actitud de la delegación mexicana los camarógrafos y fotógrafos reunidos desde temprana hora fueron colocados a 30 metros de distancia e inclusive un elemento de seguridad se interponía entre los jugadores y las tomas.
La odisea apenas comenzaba, ya que al no conocerse el lugar del entrenamiento, los diferentes medios literalmente tuvieron que perseguir el autobús que avanzaba escoltado por un automóvil de la policía como si su “misión” fuera de vida o muerte.
El destino fue la Universidad de Kean, un lugar ubicado a casi 20 minutos de distancia, en el cual la práctica sería a puerta cerrada, sin embargo de “buena voluntad” se permitió el acceso en primera instancia durante 15 minutos.
Tal actitud se desprende tal vez por la molestia que causó en la mayoría del plantel tricolor algunas fotografías publicadas tras el día libre que se otorgó a los jugadores el pasado martes, las cuales muestran a varios de “shoping” o tal vez porque muchos de ellos no están acostumbrados a la presión que empieza a aparecer en esta Copa Oro.
Pese a que se le insistió al director de Selecciones Nacionales Héctor González Iñárritu para que hoy se ofreciera alguna entrevista, la negativa fue bajo el argumento de que hasta mañana se tendría acceso con todos los jugadores.