"¡Que se vayan todos!", clamaban, entre otras lindezas, los aficionados, que finalmente fueron dispersados por las fuerzas de seguridad después de que intentasen acceder el interior del recinto.
El presidente del club, Daniel Passarella, fue el objetivo principal de sus cánticos. No se libró tampoco el técnico Juan José López, que se enteraba del suceso en el interior del Hindú Club de Don Torcuato, donde, junto al mandatario y el resto de la plantilla, intenta hallar un hilo de paz para voltear la eliminatoria y evitar el primer descenso de categoría en la historia del River.
Según informa el diario Clarín, hasta allí tuvo que desplazarse también la policía, que acordonó el recinto para evitar cualquier sobresalto por parte de otro grupo de seguidores que se concentraron a la entrada, portando una pancarta en la que se podía leer un expresivo mensaje: "Matar o morir!!!". No pasó la cosa a mayores, aunque en el Monumental, al margen del enfrentamiento entre hinchada y policía resuelto con porrazos y camiones cisterna, también se produjeron agresiones a los representantes de los medios de comunicación desplazados a la zona, según matiza el periódico.
Los incidentes protagonizados por los barras bravas en el Gigante de Alberdi, el estadio del Belgrano, todavía resuenan en Argentina. Seis de ellos saltaron a la cancha después de romper las vallas e intentaron agredir a varios integrantes del equipo. El encuentro tuvo que ser interrumpido durante 20 minutos. Ahora, en medio de ese revuelo, bajo la amenaza de un estado de sitio, el River debe ganar el próximo domingo por al menos dos goles de diferencia para mantenerse en la Primera División. El duelo, finalmente, se disputará en el Monumental, ya que las autoridades han decidido no clausurar el recinto.