En un trabajo, desarrollado por Alejandro Pérez López, Silvia Ruiz Velasco y Ana Moreno Coutiño, destacaron que “en nuestro país cada día disminuye la edad en la que los jóvenes prueban el tabaco y son mayores los índices de individuos con trastornos depresivos”.
El estudio indica que la edad media en la que los pacientes probaron su primer cigarro fue a los 14 años; de manera regular a los 19 y a los 27 se presentó su primera sintomatología depresiva.
“Para saber qué nos dicen esas cifras es necesario hacer uso del método de regresión lineal; al ponerlas unas al lado de otras se halló una fuerte correlación entre todas”, añadieron.
Por ejemplo, al evaluar la edad de inicio de la sintomatología depresiva con aquella en que los fumadores probaron su primer cigarro se encontró una relación causal significativa; es decir, un comienzo temprano se asoció con el desarrollo de la depresión en la adultez.
Los universitarios refirieron que se han desarrollado estudios similares alrededor del mundo, con resultados en el mismo sentido; como las pruebas realizadas con ratas adolescentes, que han mostrado que el consumo de tabaco en estos animales es un inductor de estados parecidos a la depresión.
Si consideramos que la edad en la que se prueba el primer cigarro ha disminuido en el país, y que hoy es en niños de 13 años, los resultados adquieren una nueva dimensión, expusieron.
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