A veces, ser tan bueno conlleva ciertos riesgos, sobre todo si empiezas a pensar que eres demasiado bueno. En la cabeza empiezan a bullir ideas peligrosas, como esa de «bueno, con lo superiores que somos, ya llegará el gol». Pero las jugadas pasan, el tiempo corre y las oportunidades se pierden una tras otra, mientras en el juego español perduraba una cierta cadencia que rozaba peligrosamente la condescendencia, esa a la que te lleva especular en el juego basado en que tienes tan buenos jugadores. El ejemplo más palpable es Deulofeu. Es tan bueno que, tan crecido que está, a veces se mete en berenjenales de los que no puede salir. Crea mucho, pero también pierde mucho. Si a eso sumamos que Morata apareció muy poco y Juanmi aún menos, tenemos que el dominio de España se vio reflejado arriba solo en la gran calidad que atesora Sarabia, que es realmente bueno, desequilibrante y con un cierto punto de mayor madurez que su colega azulgrana.
Revés inesperado
España apretó mucho, pero no dio una vuelta de tuerca hasta que los checos, en una jugada aislada de su mejor jugador, Krejci, logró un tiro cruzado que sorprendió a Badía. Entonces sí, entonces todos fueron lo que se esperan que son: Deulofeu se desmelenó por el lado derecho creando innumerables problemas, lo mismo que Sarabia por el izquierdo. Morata siguió sin aparecer pero en su lugar lo hizo Paco Alcácer, con mucho peligro en todo lo que tocaba.
La presión se hizo insoportable para los checos y en la jugada más embarullada empató Aurtenetxe, justo premio a un empeño que duró todo el encuentro, primero sin ideas, pero luego con todo el potencial.
La aparición en el campo de Campaña, un excelente medio centro, dio a España la visión de juego necesaria para abrir el campo, templar la presión e imponerse casi de forma terminal ante un rival que cada vez con menos físico, se encerraba a la espera de que sonase la flauta de nuevo.
Por cierto, les sonó en otra duda de la zaga española, Lacha aprovechó otra gran internada de Krecji por la izquierda para rematar en solitario. Aún así, España volvió a equilibrar el partido con tesón en un toque de Morata que mandó Alcácer en la red. Luego, el mismo Alcácer remató la faena con un gran gol a centro de Campaña haciendo que España ganase el título por quinta vez en su historia, la primera vez que alguien lo consigue..