El GSP Stadium fue la sede del encuentro entre Chipre y el equipo nacional luso, por la clasificación a la Eurocopa 2012, en septiembre pasado. Aquella tarde, los hinchas locales se propusieron irritar al delantero, y lo lograron. Si bien el jugador se despachó con dos tantos y su equipo salió triunfante, nunca se olvidará que cada vez que tocaba el balón una cortina de pitidos caía desde las gradas.
Además, por aquel entonces se encontraba en plena disputa con la figura de Barcelona por el Balón de Oro, que finalmente quedó en manos del sudamericano.
Cada vez que marcó, el luso se llevó las manos al oído, lo que le valió una amonestación. Y cuando compareció ante la prensa, tras el cotejo clasificatorio, Ronaldo sostuvo: "Tengo que oir los gritos como jugador que estoy dentro del campo, pero estoy seguro de que no es el estadio, ya que a quien le gusta el fútbol, le gusta ver a Cristiano". Y al referirse a los gritos en favor de Messi añadió: "son algunos anormales".
Ante más de 22.600 espectadores, Cristiano Ronaldo deberá presentarse en un clima aún más hostil que el de aquella tarde otoñal. Cerca del 50 por ciento de los asistentes son ultras del equipo sorpresa de la Champions League. Las bengalas estarán a la orden del día y el cotillón que llevarán los fanáticos será una sorpresa que terminará de develarse cuando los equipos salgan al campo de juego, a las 18.45, hora.
El entrenador del conjunto local le pidió a los hinchas que mantuvieran la calma y que no traten al portugués de la misma manera que lo hicieron la última vez. "Estuve en el partido de Chipre-Portugal y el trato a Cristiano fue lo peor posible. Los aficionados chipriotas nunca se han portado tan mal desde entonces, pero el Madrid es un gran club y merece todo el respeto del mundo. Espero que nuestra afición nos apoye como siempre", sostuvo Iván Jovanovic.