Durante el primer cuarto, Indiana consiguió una ventaja considerable en el marcador. Los Pacers atacaron la pintura con ganas y sacaron mucho partido de su superioridad cerca del aro, poniendo el partido muy de cara para ellos… pero todo quedó en una ilusión que desapareció en el segundo periodo. 

A partir de ese momento, Miami se puso las pilas y comenzó a defender con intensidad, robando muchos balones y provocando errores en su rival para acto seguido lanzar rápidos contraataques. Ese fue el principio del fin para los Pacers.

Pese a los problemas para hacer circular el balón, Indiana se mantuvo en el marcador hasta el último cuarto. Una vez allí, los Heat dieron un último empujón y se distanciaron en el electrónico lo suficiente para llegar a los minutos finales del encuentro con una renta que les daba la victoria sin apuros de última hora.

Dwyane Wade (41 puntos, 26 al descanso) fue el mejor jugador del partido de largo, pero además contó con la compañía de un LeBron James (28 puntos, 7 asistencias y 6 rebotes)también muy centrado. 

Entre los dos, además del apoyo de Mario Chalmers (15 puntos), Miami salió adelante e hizo frente a un quinteto inicial de Indiana en el que todos los jugadores hicieron dobles figuras en anotación. 

Una muerte digna para unos Pacers que despiden la temporada con la cabeza bien alta, aunque con la sensación de poder haber hecho más.