Es ciencia, pero no ficción: robots humanoides autónomos, dotados de la inteligencia artificial más avanzada que hasta ahora se haya desarrollado en los centros de investigación internacionales, se disputan en la ciudad de México la copa mundial de fútbol RoboCup 2012.
Igual que si se tratara de la Copa Mundial FIFA, que cada cuatro años pelea la humanidad, los robots creados por más de tres mil estudiantes e investigadores de más 40 naciones de todos los continentes libran su propia competencia para alzarse con la presea Luis Vouitton Humanoid Cup, una figurilla de cristal de Baccarat que será entregada este sábado al campeón de la competencia, que desde el martes se lleva a cabo en el World Trade Center de la colonia Nápoles.
En la RoboCup 2012, que por vez primera se realiza en un país latinoamericano, los autómatas compiten en cinco diferentes ligas (Simulación, Robot Pequeño, Robot Mediano, Plataforma Estándar y Humanoide, con denominaciones en inglés), con normas y actitudes muy parecidas a las del campeonato humano: en la cancha hay faltas, sanciones, caídas, patadas, atajadas e incluso expulsiones, sin faltar, por supuesto, la tanda de tiros penales en caso de empate.
Se trata de la competencia de robótica e inteligencia artificial más importante del año, en la que las instituciones muestran sus avances científicos con miras a alcanzar una meta: desarrollar un equipo de robots humanoides totalmente autónomos que puedan ganar al equipo campeón de la Copa del Mundo de futbol en el año 2050, una meta “cada vez más cercana”, como afirma el presidente de la Federación Mundial RoboCup, Daniel Nardi.
Además de la competencia futbolística, que es el evento estrella, abierto a todo el público a un precio de entrada de 50 pesos por persona, también se realiza una competencia en torno del diseño de robots humanoides autónomos enfocados a actividades domésticas, en la que se demuestra la interacción hombre-máquina en la cocina, la sala, el jardín y hasta la recámara, en el más puro estilo de Inteligencia Artificial, la legendaria cinta de Steven Spielberg.
Estudiantes e investigadores mexicanos, encabezados por catedráticos de la UNAM, desarrollaron el GOLEM-II+, un humanoide de metal y alambres, chips y tornillos, de metro y medio, que está dotado de visión tridimensional, identificador de voz y movimientos sutiles de extremidades e incluso dedos. Habla y escucha, aunque niegan, divertidos, que tenga capacidad desarrollada para decir albures, “pero ya mero”.
Además, estudiantes del Cinvestav crearon robots medianos, uno de ellos llamado Robotina, un humanoide del tamaño de un bebé de un año que, aunque a tropezones y un paso titubeante, fue encargado (o encargada, si en los robots hay géneros) de cortar el listón en la ceremonia inaugural.
También hay una competencia para desarrollar unidades robóticas elaboradas por menores de 19 años, y una feria de la tecnología, en la que diversas empresas nacionales e internacionales muestran sus avances en robótica, mecatrónica, tecnología y ciencia. Aún aquella que parece de ficción.