Macías vive uno de los mejores momentos de su carrera y así se nota no sólo en el corte de apéndices, sino en el cariño total que le expresa la gente. Ejemplo de ello fue la respuesta a la faena al segundo de su lote, proveniente de la ganadería de Rancho Seco, misma que Macías comenzó con dos faroles de rodillas, para luego seguir con verónicas de reposo y cerrar con media.
Posterior a las varas, Macías quitó por saltilleras y, llegado el tercio de la muerte, tomó su muleta y comenzó doblándose con el de Rancho Seco; las tandas por derecha y los molinetes continuaron con la construcción de su labor. El lado izquierdo del burel fue un tanto complicado, pero Macías se quedó ahí hasta lograr que pasara por su muleta, jugándose la existencia entre los pitones.
En redondo fueron los derechazos y, entre los olés de los hidalguenses, el torero de Aguascalientes se dio gusto corriéndole la mano. Finalmente, dejó en las carnes del astado una estocada en todo lo alto para llevarse así los dos trofeos.
La ovación llegó para Macías tras la faena de su primero, una labor de entrega y entusiasmo en la que pudo haber cortado la oreja, pero el acero se lo impidió.
Ficha del festejo
Poco más de media entrada en la plaza de toros de Atitalaquia, Hidalgo; se lidiaron toros de Rancho Seco, dos buenos y dos complicados.
Mano a mano entre dos jóvenes coletas.
Arturo Macías: Ovación y dos orejas.
Octavio García “El Payo”: Oreja y dos orejas.
Al final del festejo Macías y “El Payo” salieron a hombros de la afición.