La ciudad de Puebla se paralizó con el esperado cotejo mundialista entre los pupilos del “Piojo” Herrera y Luiz Felipe Scolari.

Las oficinas de gobierno y los bancos lucieron prácticamente vacíos durante el cotejo mundialista.

Los poblanos vistieron la casaca de la selección. No faltaron los profesores y los burócratas que llegaran a sus trabajos enfundados en la casaca verde de la selección mexicana.

Los “antros”, “chulerías”, restaurantes y demás lugares se volvieron casi santuarios de la fanaticada mexicana.

El cielito lindo sonó como un segundo himno nacional al choque de los tarros de cerveza.

Los restaurantes se las ingeniaron con promociones imaginables y hasta los padres regresaron con sus hijos para mirar el vibrante juego entre Brasil y la selección mexicana.

Al borde del nervio, mesándose los cabellos, comiéndose las uñas, o de plano dando la espalda al televisor, los fans poblanos de la selección intentaron seguir el trepidante partido en el que parecía por momentos que el gol brasileño caería sobre el marco defendido por Memo Ochoa, las calles se vaciaron, pero bares, restaurantes y hasta las redes sociales se congestionaron.

Pero la mentalidad de los poblanos festejó el empate a cero goles, saboreándolo como si hubiera sido un triunfo de tres puntos para los connacionales.

“Ese empate nos asegura la segunda ronde del mundial”, gritaron los aficionados futboleros que festejaron en la avenida Juárez el empate entre la selección mexicana de fútbol y su similar de Brasil. Y aunque el resultado fue de cero a cero, algunos poblanos salieron de sus casas, de sus oficinas y de los restaurantes para vitorear a los jugadores nacionales, que se colocan con 4 puntos en el grupo 1 del Mundial de Futbol Brasil 2014.

Los universitarios siguieron el emocionante partido que le abre las puertas a México hacia la segunda ronda.

En la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) también se siguió el encuentro mundialista entre el seleccionado de México y la verde amarela.

En el auditorio Julio Glockner de la UAP cientos de universitarios, entre ellos el rector Alfonso Esparza Ortiz, presenciaron el reñido encuentro entre las selecciones de México y Brasil que, luego de 93 minutos, culminó con empate a cero.

En su segundo partido dentro del Mundial Brasil 2014, el Tri ofreció un partido lleno de emoción para los universitarios, pues se midió con el anfitrión del torneo y salió ileso, tras lo cual valoraron la actuación del portero mexicano Guillermo “Memo” Ochoa.

Los fans le cayeron a la Juárez
Cerca de 50 personas se dieron cita en el cruce de la avenida Juárez y la 25 sur, donde hubo porras para el portero de la sección mexicana de futbol, Guillermo Ochoa, quien se convirtió en el héroe de todos los aficionados del deporte por excelencia del país: el futbol.

El segundo partido de la selección mexicana de fútbol regresó la fe de los poblanos, quienes en un mayor número que en el primer partido, que ganaron, salieron a las calles de la ciudad de Puebla y aseguraron que “con ese empate, estamos en la siguiente ronda y lo más importante que empatamos con uno de los equipos favoritos a ser campeones, creo que minimizamos lo que podrían alcanzar los jugadores, pero ahora tenemos la posibilidad de calificar sin perder ningún partido”.

A muchos de los fanáticos que lucieron las playeras del seleccionado tricolor los acompañaron muchos automóviles que desfilaron por la avenida Juárez con las banderas tricolores afuera y que mostraban la esperanza de un equipo que no llegó a la justa mundialista con buenas expectativas.

“La verdad no creíamos que fueran a hacer el papel que están haciendo hasta ahora, pero nos sorprendieron gratamente y falta un partido para definir si pasamos a los octavos de final, pero es casi seguro que lo hagamos, si jugamos como lo hicimos en los dos primeros partidos”, dijo Agustín Espejo, uno de los aficionados futboleros que llegó a la avenida Juárez desde la colonia Santa Margarita.

Los que no pudieron faltar en el festejo fueron los vendedores ambulantes, que con cada triunfo del seleccionado tricolor ven mayores posibilidades de obtener recursos para sus hogares: “No viene mucha gente, pensamos que podíamos vender más, pero solamente sacamos para el gasto de los traslados y ya se puso la lluvia, eso no nos ayuda mucho, pero aquí estaremos siempre que haya que festejar algo, porque eso representa que tenemos más oportunidades de vender”, dijo uno de los comerciantes ambulantes que llevaba banderas de todos los tamaños y de precios que iban de los 40 hasta los 250 pesos.