Las calles del centro histórico y la avenida Juárez comenzaron el domingo con mucho movimiento, los restaurantes se prepararon para una gran celebración y los poblanos estaban de fiesta, muchos se reunieron en la plancha del zócalo, donde se instaló una pequeña pantalla de televisión, otros se aglutinaron en los restaurantes de Los Portales, donde había pantallas y muchos comensales para presenciar el partido de octavos de final entre la selecciones de México y Holanda, dentro del Mundial de Futbol de Brasil 2014.
Desde las primeras horas del día, los habitantes de la capital poblana llegaron al zócalo de la ciudad de Puebla, los comerciantes de prepararon para un gran día, los gritos de “México, México”, el “Cielito lindo” y el ya famoso “¡eeeeeehhhh, puuutooo!!!!” hicieron vibrar a los fanáticos del futbol, sin embargo, el sueño duró casi 90 minutos, porque cercano a la recta final del encuentro que México ganaba por 1 a 0, los holandeses empataron y de manera inmediata remontaron el marcador, para terminar con el sueño que duró muy poco.
Y aunque el seleccionado azteca dominó casi todo el encuentro y el gol de Giovanni dos Santos hizo crecer las esperanzas, la historia se repitió y ya cercano el final del encuentro, la naranja mecánica hizo las dos anotaciones que acabaron con el sueño mexicano de hacer historia y por primera vez, fuera del país, alcanzar la fase de cuartos de final.
Pero los restaurantes de Los Portales de la ciudad de Puebla estuvieron a reventar, los futboleros salieron de todos lados y quienes no tenían para pagar un consumo rodearon los restaurantes y vivieron los momentos más emocionantes del día, cuando al inicio del segundo tiempo Giovanni dos Santos hizo el primer gol del partido, ante el aumento de los gritos y las emociones de los poblanos. Hasta ese momento, todo era fiesta y alegría, hasta que al primer gol de Holanda las frustraciones salieron de todos los aficionados mexicanos que llenaron de playeras verdes el zócalo de la ciudad capital.
Después del penalti a favor de los holandeses, Los Portales entraron en silencio, todos callados vivieron los últimos minutos de angustia, aunque las esperanzas terminaron después del silbatazo final: “Hoy ya no hubo quinto malo, nos pasó lo de siempre, pinche árbitro, pero los jugadores y Miguel Herrera dieron lo mejor de sí”. Así fue el cierre de un mediodía que regresó a los poblanos a su normalidad, solamente que con mayor tristeza, desesperanza y desilusión, de algo que vieron en sus manos, pero que se les fue, “como siempre”.