Con los antidepresivos se busca estabilizar todas las parcelas del organismo que se encuentran alteradas como consecuencia de diversas circunstancias, entre ellas, el confinamiento por la pandemia, aseguró Daniel Ordaz en una charla en la IBERO Puebla para explicar el funcionamiento de la medicina psiquiátrica.

“Existen opciones para tratar la amplia gama de trastornos psiquiátricos, desde la bipolaridad, la fobia social y el pánico hasta el estrés postraumático y los problemas alimenticios”.

Dijo, se trata de un auxiliar que evita las inflamaciones nocivas y que, administrado oportunamente, contribuye a prevenir recaídas o efectos graves.

La depresión es crónica y progresiva, por eso, el fin último de la intervención farmacológica es mejorar la calidad de vida de las personas.

“Cada vez hay más evidencias, tanto clínicas como neurobiológicas, sobre la importancia de tratar de forma efectiva la depresión desde el principio, estos cuadros no empiezan cuando somos viejos, sino desde edades muy tempranas”.

Daniel Ordaz, dijo, “el riesgo de recurrencia se incrementa con cada recaída, las alteraciones cerebrales provocadas por la depresión devienen en problemas cognitivos debido a una interrupción de las funciones neuronales, así como una reducción del tamaño del hipocampo y de la corteza prefrontal”.

Explicó que, considerado “la llave de la depresión”, el hipocampo resiente la exposición al estrés constante y produce químicos que detienen la regeneración neuronal, proceso que puede tomar hasta dos semanas en recuperarse.

El sueño es un factor clave para ello, pues ayuda a regular la generación de sustancias potencialmente tóxicas para el cerebro, por eso, una persona deprimida ve alterado su ciclo de sueño, lo que provoca una reacción en cadena perjudicial para el sistema inmunológico.