A cinco años del sismo del 2017, los edificios que se mantienen dañados representan un riesgo para la población, así lo señaló Gerardo López Arciga, catedrático de la UPAEP.

“Es triste que a cinco años sigamos viendo Puebla con edificios dañados por el sismo de 2017, que no se han intervenido, pero se tienen que seguir los lineamientos del INAH”.

Ante eso, el profesor investigador de la Facultad de Ingeniería Civil dijo que, hay otros inmuebles que se saben que están dañados y hay pocos indicios de lo que han hecho con ellos.

Es el 23 por ciento de los edificios y casas dañadas que no se han terminado de construir, aunque las cifras exactas las deben tener las autoridades correspondientes, “pero datos recientes indican que, no se les ha intervenido en zonas cercanas al epicentro”.

Por su parte, Eduardo Ismael Hernández, también profesor de la Facultad de Ingeniería Civil, dijo que, en la actualidad, se recurre a la resiliencia y no hemos sido resilientes.

“Hay vastas zonas en Puebla y el país que no se han logrado recuperar y la gente sigue sin tener su vivienda, los sismos del 2017 dejaron cuantiosos daños y perdidas de vida”.

Resolver esos problemas, dijo, solo es cuestión de voluntad política y con ello, proveer las condiciones de seguridad.

López Arciga, dijo que no hay base confiable de información, por eso, recomendó que, hay que hacer estudio para tener el nivel de daño y con esa información se pueda partir, para tener la ubicación de los daños y tipo de daño del inmueble y revisar los que ya fueron intervenidos.

Los académicos de esa casa de estudios del estado de Puebla dijeron que, después de un temblor se hace recopilación de información, por eso, el gobierno debe tener la evaluación.

Para el futuro inmediato, las autoridades de gobierno deben tener identificadas las zonas de riesgo, lo que se puede hacer algo para reducir la vulnerabilidad.

Por ello, dijeron que, el llamado a autoridades que realicen estudios de vulnerabilidad en casos donde se tienen indicios de cierto nivel de daño.

“La construcción se ha demeritado y no se hacen en muchos casos obras de calidad, aunque estén bajo la ley de obra pública, pero en muchos casos, se empiezan sin tener los proyectos ejecutivos ni los planes y las autoridades sabedoras que se tiene que cumplir la ley se relajan”.

Vivimos en zona sísmica, afirmó Gerardo López Arciga, por eso, es urgente afianzar la cultura de la prevención, donde la sociedad debe entender y acercarse a los expertos para que sus construcciones se hagan de manera adecuada.

Ante eso, señaló que, el papel del gobierno es contar con toda la normatividad que se demanda, “tienen que contar con reglamentos y normas actualidad y aplicables, que sean siempre revisados para su aplicación de ser necesaria”.

“De nada sirve tener un reglamento si los arquitectos o ingenieros no los respetan y si cuando se otorgan permisos de construcción y proyectos no se hagan de acuerdo con las recomendaciones”.