El corredor Puebla-Tlaxcala de trata de personas, es una bomba de tiempo para la sociedad, por el grado de impunidad que prevalece, sin embargo, se pueden aplicar acciones correctivas, pero quitarlo de raíz está muy complejo, aseguró la psicóloga social de la UPAEP, Dulce María Pérez Torres.

En entrevista con Intolerancia Diario, explicó que en ese corredor de explotación sexual, hay familias en que se desparecen los hijos, sabiendo que esto es ilícito, pero saben que pueden obtener dinero.

Hasta el primer trimestre de 2023, Puebla estaba considerado dentro de las cinco entidades federativas en que mayormente se presentaba el problema de la trata de personas y eran municipios colindantes con Tlaxcala donde más incidencia se registró, de acuerdo con la asociación civil Causa Común.

Sin embargo, dijo la académica que los esfuerzos que se están haciendo en la región son suficientes, pero no al grado de erradica esta problemática, porque al parecer, acotó, "los hemos desensibilizado para escuchar estos discursos".

En ese sentido, explicó que muchas de las víctimas, son menores de edad y es tan grave que se tengan estas situaciones que afectan el tejido social, porque hay regiones en que se normaliza, porque se trata de un tema cultural.

“La trata de personas en el corredor Puebla-Tlaxcala viene desde mucho tiempo atrás y al no tener datos desde un principio del fenómeno que se presenta en este corredor tan peligroso, se crearon y se formaron los padrotes y poder participar en estas actividades ilícitas para las personas”.

Alertó que, es más fácil llevar una persona y prostituirla, es una cosa muy dolorosa, y advirtió que muchos chicos se están metiendo en el fenómeno.

Sin embargo, descartó que haya omisión de parte de los gobiernos de Puebla y Tlaxcala sobre el combate al trema, porque no es solo acción del gobierno, es un trabajo de la sociedad, “no solo le toca a una parte del sistema donde depositemos todas las responsabilidades”.

“Todo tiene que hacerse de manera reciproca, el gobierno hace lo que está en sus manos y también la sociedad tiene que hacerlo así, porque de qué le sirve al gobierno decir no, así no es la vida, tiene que ser de esta manera, porque si la familia tampoco lo visualiza y linchan a las personas que quieren hacer cambio”.

En algunos lugares, dijo, acusas a los sacerdotes y a los actores porque están queriendo cambiar la dinámica, pero al contrario, si todos nos enfocamos en el mismo tenor y en la misma coyuntura, en el cambio social, se pudieran hacer algunos avances porque esto es una lucha continua.

Explicó que la mayoría de la gente lo hace porque no tiene dinero y por eso encuentran un camino fácil de parte de las mujeres y de los hombres, porque eso va a seguir existiendo y hasta piensan que es cultural y caer en manos de los tratantes les permitirá tener una condición de vida diferente.

“Para combatirlo todos tenemos que participar, la religión, la familia, los gobiernos, con políticas públicas que impacten a la comunidad”, finalizó.