A tres meses de que sea beatificado el papa Juan Pablo II la arquidiócesis de Puebla lo recordará este viernes a 32 años de su visita para inaugurar la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, siendo una de las bases para la nueva Iglesia en el continente.

El arzobispo Víctor Sánchez Espinosa, dijo que la arquidiócesis de Puebla recuerda con gratitud y cariño la visita del próximo beato a nuestra Angelópolis el domingo 28 de enero de 1979, y  agradece a Dios su alegría por contar con un nuevo intercesor y un gran ejemplo de discípulo y misionero de Cristo al ser beatificado el próximo 1 de mayo.

Explicó que con ocasión del trigésimo segundo aniversario, este viernes presidirá en Catedral una Misa en la que vestirá la casulla que el papa utilizó en la misa que celebró en el Seminario Palafoxiano para inaugurar la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano.

Asimismo el domingo 30 de enero, presidirá otra Misa en Catedral, al término de la cual se expondrá en el atrio el papamóvil que utilizó Juan Pablo II en su primera visita a México.

La anecdota
El entonces arzobispo Rosendo Huesca Pacheco, al recibir al máximo jerarca de la Iglesia católica, recibió del papá lo siguiente: "súbete al coche, vamos a practicar español", al darle el recibimiento aquel 29 de enero de 1979 durante su visita en Puebla.

Luego que saludara también al gobernador del estado, Alfredo Toxqui Fernández de Lara, el jerarca consideraba que sería su "examen profesional ante al mundo".

El vocero de la arquidiócesis Eugenio Lira  quiso recordar lo sucedido aquel día en que se inauguró la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, pues él, junto con el gobernador Alfredo Toxqui, eran los encargados de darle el recibimiento.

Relató que, de acuerdo al protocolo, el saludo se haría desde la ventanilla del automóvil en que viajaba, y sería hasta San Rafael Tlanalapa cuando se subiría al vehículo descubierto, mejor conocido como "papamóvil", sin embargo, Juan Pablo II bajó de la unidad y fue a saludarlos de mano. También estaban presentes otros sacerdotes y la esposa del gobernador, Sara Basave.

Por momentos se pensó que sería una plática sobre cuántas iglesias había en la arquidiócesis, el número de sacerdotes o la situación de las sectas, pero las preguntas fueron muy diferentes: "¿Cuánto gana un obrero?", "¿cuánto cuesta el litro de leche?", "¿cuánto cuesta un kilo de carne?", "¿de cuánto es el salario mínimo?", "¿dónde están los indígenas?", etcétera.

A la última pregunta se le respondió que todos los mexicanos tienen un poco de indígenas, pero había grupos que conservaban usos y costumbres, sin embargo la preocupación fue: "¿tienen sus tierras?". Huesca Pacheco reveló que después de la primer conversación Juan Pablo II se quedó dormido, despertando cinco o siete minutos después, por lo que se disculpó con quienes iban ahí, que eran el nuncio Jerónimo Prigione, su secretario particular, el chofer y él; sin embargo le dijeron "no, santo padre, es que los mexicanos además del viaje de usted somos muy ruidosos y anoche hubo ‚Äògallo‚Äô, esta mañana ‚ÄòLas mañanitas‚Äô; no lo dejamos dormir".

Tras lo anterior vino la respuesta: "No, no fueron los mexicanos, cantan muy bonito, es que esta tarde el papa tiene su examen profesional ante el mundo".

Esa tarde daría un discurso en la inauguración del Celam, que marcó la ruta del pontificado, pues se especulaba mucho por dónde iría el jerarca.

Además la prensa mundial estaba en Puebla, cadenas internacionales; en el seminario Palafoxiano había 48 televisiones. Así, él decía: "El papa va a tener su examen profesional". Había palabras de consuelo. "Su santidad, lo queremos mucho, lo estamos esperando con gran anhelo, vamos a escucharlo con gusto, además tiene usted al Espíritu Santo". De ahí surgió el buen humor de Karol Wojtyla, al responder: "Mmmm, el Espíritu Santo, pero a veces no lo escucho y el papa se queda muy solo, muy solo".

El papa aguanta
Con una sonrisa, Eugenio Lira confesó: "Luego que se nos enferma", el motivo fue que se le hizo viajar en el "papamóvil" abierto con el sol de frente y sufrió insolación, le subió el ritmo cardiaco, la cara la tenía lastimada, entonces decretó su equipo que descansara y no bajara a comer, lo que causó tristeza, pues era la primera vez, eran sólo obispos, ni siquiera sacerdotes, "los ‚Äòninguneamos‚Äô a todos los demás", eran cerca de 400 en todo el gran salón del seminario.

La sorpresa llegó a media comida cuando apareció y dijo por el micrófono. "El papa aguanta y estuvo presente". Por la noche, al verlo cansado, se pensó que sería mejor que viajara en un helicóptero Puma, pero el Estado Mayor no quiso correr el riesgo y optó porque fuera vía terrestre. Todos pensaron que el lunes cancelaría actividades, pero no lo hizo, mostró una fuerza extraordinaria.