En un recorrido por ese tramo carretero que comprende a los municipios de Apetatitlán, Chiautempan, Tlatelulco, Teolocholco, Xiloxoxtla, Axocomanitla, Papalotla y Tenancingo, puede notarse que aumentaron considerablemente los “giros negros”.
Es común observar a las mujeres de diversas edades ofreciendo sus servicios, “apoyadas” en los 23 hoteles y moteles que ya se han construido tan sólo en ese tramo, además los que están en etapa de construcción y en el interior de los municipios.
También en el ejercicio de la “profesión más antigua del mundo” utilizan chozas construidas en lugares semiocultos en las tierras de labor, donde no hay ninguna garantía ni medidas higiénicas de seguridad para nadie.
Asimismo, hay once loncherías y negocios que anuncian en sus paredes que en ese lugar existe la venta de bebidas embriagantes, a los que se les suman catorce centros botaneros, una pulquería y seis depósitos de refrescos y cervezas que sirven para surtir a los negocios antes referidos.
El último grito de la moda son los car wash, donde el cliente mientras espera que le hagan el servicio, puede disfrutar de un trago, una cerveza y el lavado de su auto por mujeres ataviadas en minúsculos bikinis.
Tania y la operación cucaracha
“Tania” es una joven de edad indefinida, viste blusa blanca muy ajustada, pantalones de mezclilla que resaltan su figura, zapatillas y cinturón rojos; de lejos parece tener menos edad, pero de cerca y sin el glamour de las luces de los “antros” luce su verdadera edad.
Comenta que es de la región sur de Tlaxcala, de Tenancingo probablemente; indica que ella trabaja por ratos, no sabe hacer otra cosa y por cada servicio su tiempo debe ser pagado en 200 pesos.
Refiere que hay mucha preocupación porque las mujeres tienen que salir a buscar a los clientes y esperarlos en los acotamientos de la carretera, dijo que se trata de una real y auténtica “operación cucaracha” porque las mujeres han tenido que salir a trabajar a la carretera, segura de que esto lo hacen por necesidad.
Yadira le entra a todo
Rubia, de cuerpo esbelto pero de hombros anchos y un timbre de voz que lo delata como un hombre se identifica como “Yadira”, dice que viene de fuera, de Puebla y que le han permitido trabajar en la zona de Apetatitlán por las noches.
Presume que tiene varios amigos dentro de las corporaciones policiacas, que son quienes les avisan por celular cuando vienen los operativos. Su conjunto de minifalda y escote blanco con bolitas negras, camina en un par de zapatillas del mismo color que le impiden caminar en terracería.
Él o ella, junto con diez o doce de sus compañeras, se juegan la vida cada noche, pues al menos tres han sido asesinadas en otros lugares; sin embargo, por ganarse unos pesos, le tienen "que entrar a todo".
Dijo que tienen que recurrir a la contratación de jóvenes de la región para que las defiendan de las agresiones de los parroquianos que los confunden con mujeres, los insultan, los agreden y es cuando sus “elementos de seguridad” deben actuar.
Magda no le tiene miedo a nada, ni a nadie
“Magda” es una regordeta mujer de entre 25 y 30 años, dice que tiene un niño y eso de los “padrotes” ya es historia porque los que antes estaban en Tlaxcala, se vieron obligados obligados a emigrar a otras plazas donde hay más dinero.
Reconoce que los hay, pero la mayoría de las mujeres que trabajan a la orilla de carretera nadie las controla, por el contrario, se agrupan pero para defenderse de uno que otro trailero abusivo que se la quiere llevar lejos para explotarlas.
Enfundada en una minifalda de mezclilla, blusa floreada, huaraches y una sombrilla de color rosa, dijo que en verdad hay temor porque constantemente son objeto de agresiones.
Rechazó que se realicen los operativos policiacos en los “antros” de Tlaxcala, aunque consideró que esta actividad debe ser regulada por las autoridades sanitarias, sin embargo hizo notar que la prostitución no es un delito, la trata de personas sí.
“Magda” cobra entre 250 y 300 pesos cada servicio, o de a “como se deje el cliente”, pero ni vendiendo su cuerpo en la orilla de la carretera le alcanza para cubrir sus necesidades y pide otras oportunidades seguras para cambiar de vida. Aseguró que lejos de controlar esta situación, la presencia de sexoservidoras en la carretera tiende a crecer, porque ahí está la visión de quienes invierten en los negocios del futuro como los lavados de autos, los hoteles, moteles y lo que venga.
Operativos anti trata de personas
Los operativos iniciaron el pasado viernes 13 de mayo. A la fecha se han realizado seis operativos que han dado como resultado la clausura de siete bares y centros nocturnos donde presuntamente se ejerce la prostitución.
Detuvieron a 24 personas y se han rescatado a 30 menores de edad (uno en Michemix,en Apizaco, otra en el Hong Kong, en San Pablo del Monte y 28 en Zacatelco).
Participaron agentes ministeriales y efectivos de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE), agentes ministeriales federales y agentes de la Procuraduría General de la República (PGR), así como personal de la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios de Tlaxcala (Coeprist), y la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH).
Los operativos se realizaron en bares, hoteles, antros y centros nocturnos, así como en la vía pública, con el fin de inhibir la trata de personas, la prostitución, detectar armas de fuego, drogas o cualquier otra conducta ilícita.
Detiene la PGJE a 12 sexoservidoras
Derivado de una denuncia anónima que alertó a la PGJE, sobre la operación de unos sujetos que explotan sexualmente a varias mujeres sobre la carretera federal vía corta Tlaxcala-Puebla, elementos de la Policía Ministerial detuvieron a doce sexoservidoras que trabajaban a las orillas de esa cinta asfáltica.
La investigación que se siguió de oficio evidenció que las mujeres ofrecían sexo servicio a los automovilistas, a la altura de los municipios de Chiautempan y San Pablo del Monte, por lo que los elementos de la Policía Ministerial procedieron a pedirles una declaración ante el Ministerio Público; sin embargo, éstas se negaron y ofrecieron dinero a cambio de no delatar a los hombres que las explotan sexualmente.
Por eso, los agentes las detuvieron por el delito de cohecho debido a que intentaban entregarles la cantidad de 2 mil 270 pesos para que no fueran trasladadas a la PGJE a declarar y, de paso, negaron que algún hombre las representara o les pidiera dinero a cambio de su protección en el momento de ofrecer sus servicios.
Las detenidas oscilan entre los 22 y 29 años de edad y provienen de varios estados del centro y sur del país. Al ingresarlas a la PGJE fueron examinadas físicamente, cuyo resultado fue que ninguna consumía sustancias prohibidas o bebidas embriagantes y ninguna presentó evidencia de violencia física.
Las sexoservidoras que fueron aseguradas son: Rosalba N., de 22 años de edad, originaria de Veracruz; Lucero N., de 23 años, de Chiapas; Ana Lucía N., de 24 años, de Querétaro; Miriam N., de 27 años y Guadalupe N., de 24 años, originarias de Puebla. Cecilia N., de 28 años y Flor N., de 23 años, de Puebla; María Inés N., de 23 años originaria de Zacatelco; Alicia N., de 27 años y Teresa N., de 25 años, ambas vecinas del municipio de Tlaxcala; Eustolia N., de 25 años y Gabriela N., de 29 años, ambas oaxaqueñas.
Esa acción se deriva de los acuerdos tomados en el Consejo Estatal contra la Trata de Personas (CECTP) que busca inhibir ese delito en la entidad; por eso la Secretaría de Salud (sesa) intervino y les aplicó a las 12 mujeres la prueba rápida para detectar el virus VIH-Sida, que arrojó resultados negativos.