Este miércoles el barrio de la Luz, uno de los más antiguos y tradicionales de Puebla, realizó su fiesta patronal con la que despertaron a vecinos desde las 5:00 horas con la detonación de cohetes.
Miles de personas asistieron con mariachi a la iglesia, ubicada en 2 Oriente y 12 Norte, en la que celebraron a su santa patrona, la Virgen de la Luz, además colocaron con una gran alfombra de aserrín el que no se colocaba desde 1984. El altar estuvo adornado con diversas flores, mientras que los feligreses llegaban a orar y cantarle “Las Mañanitas” a la Virgen.
Ángel Cortés Campos, uno de los vecinos que conformaron la alfombra, señaló que hicieron una comitiva de 20 hombres que además lanzaron cohetes y pusieron el tapete multicolor de aserrín que forma la imagen de la Virgen de la Luz. Para la tarde, ofrecieron a los feligreses mole que fue cocinado en la “cazuela más grande” que fue hecha por los artesanos de este barrio famoso por su alfarería y que alcanzó para 200 personas.
La leyenda del barrio
Lucila Ulloa Téllez explicó que la leyenda del barrio es que se le pidió a san Jeremías que hiciera una palangana. Pero al tratar de hacerla, encontró que la tierra era demasiado seca y que no podía trabajarla
“El santo empezó a llorar y mientras lloraba sus lágrimas iban cayendo sobre la tierra, humedeciéndola. Con esta agua vio que se podía trabajar la tierra y entonces hizo la palangana.
”Lo que hoy conocemos como barrio de la Luz pertenecía antiguamente al tlaxicalli (“lugar de casas para la gente”) denominado Tepetlapan, una de las cuatro subdivisiones que conformaban el barrio de Analco. Es de llamar la atención sobre el hecho de que Tepetlapan, palabra náhuatl cuyo significado es “Tierra firme”, servía para designar el sitio de donde se extraía el barro para la producción alfarera.
La investigadora Patricia Arias sugiere que la práctica de este oficio en el barrio de la Luz se origina en el siglo XVI, si bien la primera Ordenanza de Loceros poblanos data del año de 1653. En dicha Ordenanza se menciona, además de la loza amarilla y blanca, la existencia de la “colorada”, cuya manufactura ha sido especialidad de los alfareros de este barrio.
La tradición reconoce como difusor de esta última al capitán Gabriel Carrillo de Aranda, quien en 1689 instaló un obrador de loza en una de las calles de la Luz; el hecho tuvo tal importancia que la vía en cuestión recibió desde 1780 el nombre de calle de Carrillo, misma que en la nomenclatura actual corresponde al tramo de la avenida Juan de Palafox, ubicada entre 14 y 16 Sur-Norte.
Mariano Fernández de Echeverría y Veytia, cronista novohispano de la Puebla de fines del siglo XVIII, consignó en sus escritos un testimonio que describe cómo era la cultura alfarera de la Luz en su época. Según sus propias palabras “era del Tepetlapan de donde se sacaba el barro fino y muy a propósito para ollas, cazuelas y demás vasijas necesarias para el uso común, que se llevaban de aquí para todo el reino, porque en ninguna parte se hacen como ellas”.
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