La especialista Guadalupe Ponciano Rodríguez planteó que se aplique un gravamen mayor a los cigarrillos para reducir el número de fumadores en los grupos de menores ingresos e impedir que los jóvenes se inicien en ese hábito.
En ocasión del Día Mundial sin Tabaco, que desde 1988 se conmemora cada 31 de mayo, la coordinadora del Programa de Investigación y Prevención del Tabaquismo de la Facultad de Medicina (FM) también sugirió que un porcentaje de los impuestos asociados a la venta de esos productos se destine al combate de la adicción.
Entre otras medidas para enfrentar el problema propuso crear más clínicas especializadas en el tratamiento e incluir los medicamentos requeridos en el cuadro básico de los servicios de salud públicos.
Ponciano Rodríguez advirtió que la prevención es crucial para evitar que más mexicanos requieran atención por enfisema, cáncer pulmonar, bronquitis crónica y otras enfermedades.
De acuerdo con un comunicado, indicó que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones (ENA) 2011 al menos 17.3 millones de mexicanos son fumadores, una prevalencia de consumo activo de 21.7 por ciento entre la población.
El sondeo refiere que 31.4 por ciento de los hombres y 12.6 por ciento de las mujeres son fumadores activos (12.1 millones de hombres y 5.2 millones de mujeres).
La académica enfatizó que en México los padecimientos relacionados con el consumo directo y con el tabaquismo pasivo, como el infarto agudo al miocardio, eventos cerebrovasculares, enfermedades respiratorias crónicas y cáncer pulmonar, continúan dentro de las 10 primeras causas de mortalidad entre la población.
Remarcó que la nicotina es altamente adictiva, más que drogas como la cocaína o la heroína, y el humo de tabaco contiene cerca de cuatro mil sustancias químicas, de las que más de 200 son altamente tóxicas y 70 cancerígenas.
“En cada bocanada se va la vida, pues implica, tanto para el fumador como para quienes lo rodean, la exposición a la mezcla nociva”, refirió.
Guadalupe Ponciano expuso que aunque la legislación prohíbe la venta de cigarrillos a menores de 18 años, en la práctica los jóvenes los adquieren por unidad, y tienen 13 veces más posibilidades de consumir alcohol o drogas ilegales, principalmente mariguana, si comienzan a fumar en edades tempranas.
En México la edad promedio de inicio en la adicción fluctúa entre 12 y 13 años, con tendencia a presentarse en etapas más tempranas.
“Es un problema de salud pública porque el sistema respiratorio alcanza su madurez en las edades referidas y el cerebro entre los 18 y los 21 años.
“Los niños y adolescentes que empiezan a fumar se convierten en adictos más rápido y los padecimientos se complican”, subrayó la especialista.
Dijo que se está demostrado que fumar mata, por lo que las políticas públicas deben orientarse a garantizar espacios ciento por ciento libres de humo de tabaco y aumentar los impuestos al producto, además de que eso se refleje en la reducción de la prevalencia del consumo y en el impulso del tratamiento y las estrategias de prevención.