Para los vendedores ambulantes, la pobreza en la capital poblana no se logró erradicar, porque las autoridades de gobierno no hacen “nada” para coadyuvar a mejoren su situación de vida.

La pobreza entre los vendedores ambulantes se ha convertido en su vida cotidiana, así como “torear” a las autoridades de gobierno, que realizan visitas sorpresas y les decomisan los productos que venden para sobrevivir.

Los vendedores ambulantes de los alrededores del mercado 5 de Mayo, coinciden con el estudio del OCDE y señalan que en el estado de Puebla la situación económica está crítica, porque la mayoría de los recursos se concentran en pocas manos.

Lo único que han hecho por nosotros, dicen comerciantes ambulantes, “es dejarnos trabajar, aunque nunca dejan de realizar operativos y entonces sí tenemos que torearlos”.

En tanto, vendedores callejeros de la 18 Poniente, viven al día y no tienen los recursos suficientes para tener una calidad de vida estable, porque sus ingresos solamente les alcanzan para comer ese mismo día; por eso, al siguiente día tienen que salir a las calles, de nueva cuenta.

Este 17 de octubre se conmemora a nivel internacional el Día para la Erradicación de la Pobreza; en la víspera, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó el estudio Midiendo el bienestar en los estados mexicanos; ahí se denunció que 3 de cada 4 poblanos carecen de un empleo formal.

El estudio coincide con lo que se observa en las calles. Muchos poblanos, no tienen otra opción de sobrevivencia que en las calles, donde instalan sus puestos y se exponen por alrededor de 10 horas diarias, a ser retirados, asaltados o manipulados por algunos líderes del comercio ambulante.

Aquí, el gobierno, dijo Rosita Tecuapetla, en lugar de echarnos la mano nos persigue y cada que se les ocurre hay levantones y tenemos que torearlos, “pero no nos ayuda, porque simplemente nuestro trabajo es pobre, es como nosotros lo llevamos, es como la podemos girar”.

Y aunque en el discurso, las autoridades poblanas aseguran que existen avances en el combate a la pobreza, en el segundo informe de actividades del rector de la UPAEP, Emilio José Baños Ardavín, trascendió que los indicadores de pobreza en el Estado, se ubican por debajo de la media nacional.

Pero además, también basado en indicadores nacionales, el estado de Puebla supera el promedio nacional en la dimensión de seguridad debido a una baja tasa de homicidios; no obstante, el estado queda rezagado en la mayoría de las otras dimensiones.

El rector de esa universidad fue contundente al afirmar que dos terceras parte de los habitantes del estado de Puebla se encuentran en situación de pobreza, indicador por arriba del casi 50 por ciento reportado en el ámbito nacional.

Otros indicadores del país también revelan que el 72 por ciento de los poblanos se encuentran laborando en el sector informal, lo que representa14 puntos porcentuales arriba del promedio nacional y con algunos de esos comerciantes informales platicamos, con la finalidad de conocer de vida voz, su percepción sobre la pobreza.

Resulta alarmante que los habitantes del vecino estado de Tlaxcala cuenten con una mejor calidad de vida que los poblanos, según el estudio Midiendo el bienestar en los estados mexicanos, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

Lo que asegura la mayoría de los vendedores ambulantes, es que viven al día, porque ganan como empleados, es decir, el salario mínimo, “pero como trabaja mi esposo y trabajo yo, nos ayudamos los dos, pero no se puede acabar la pobreza de esa manera, lo hacemos tratando de administrar, pero vamos al día”, dijo una de las encuestadas.

La realidad que nos supera

En un sondeo realizado en los alrededores del mercado 5 de Mayo, la zona de la ciudad con la mayor cantidad de vendedores ambulantes, Rosita Tecuapetla fue contundente, “en el estado de Puebla vemos muy crítica la situación”.

La comerciante informal comentó que “en lugar de subir, bajamos, porque hay mucha privación, mucha pobreza, ya no estamos en el tiempo de antes, ya todo sube día con día, nuestros maridos cada día ganan menos, en lugar de ganar bien, ganan menos”.

Con un puesto de verduras en la esquina de la 5 Norte y la 16 Poniente, la señora Tecuapetla dijo, “nuestras ventas han bajado y el gobierno, en lugar de echarnos la mano, nos afectan, porque cuando viene el levantamiento, nos llevan y vamos para arriba, de hoy a mañana nos levantan y punto”.

Reveló que su situación es delicada, porque hay ocasiones en que las ventas están muy quebradas y apenas sí les alcanza para comer, “pero ahí la llevamos”.

Por eso, dijo que al gobierno le pediría que les eche la mano, que los deje trabajar, “porque esta es nuestra fuente de trabajo para el sustento de nuestros hijos, de nuestra familia, para comer, siquiera que nos deje seguir trabajando como Dios manda, porque no tenemos a donde más ir”.

Reveló que en su caso no le pueden dar trabajo, porque tienen 63 años, además todo está más complicado, “ya cada día hay más pobreza, aunque aquí no nos piden dinero por ocupar la calle, ni los líderes de las organizaciones vienen a sacarnos dinero, pero hay que torear a las autoridades”.

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En la vida cotidiana, alrededor del mercado 5 de Mayo, dijo Patricia Quéchotl, se ve mucho la pobreza, “el problema es que a mí el gobierno no me ayuda, el gobierno no nos ayuda, aquí trabajamos desde las 9 y media de la mañana hasta las 6 y media de la tarde”.

Dijo que aunque no tienen permisos, saben que deben trabajar para los hijos, “hay que darles de comer, yo tengo que sostener tres hijos y no alcanza, no, no alcanza para nada, porque además, yo no tengo programas de apoyo del gobierno”.

Por su parte, Mari Acosta aseveró que el gobierno no les está ayudando en nada, “porque yo no tengo ningún programa para que me regalen algo, aunque tengo nada más un hijo, pero no tengo casa propia, rento en una vecindad”.

Exhortó a las autoridades es que les entreguen alguna despensa o alguna ayuda, alguna alimentación, “porque no hay nada”.

Contrario a eso, reconoció que todos los días corren peligro, “es mucho el peligro que corremos, porque no tenemos permiso de vender en las calles y los operativos se presentan de manera permanente y tenemos que levantar todo porque nos lo pueden quitar y ya no lo devuelven”.

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Para la señora Inés, de 71 años de edad, los programas de apoyo social del gobierno no llegan a su vida cotidiana, “en lo único que nos está ayudando es que nos deja trabajar aquí afuera, porque trabajamos desde las 10 de la mañana a las 6 de la tarde, que es la hora en que se quitan los pescaderos y tendemos nosotros”.

Empero, reveló que las condiciones laborales aquí afuera están pésimas, “mire cuanto se pierde, todo se echa a perder porque no hay venta, pero al día me conformo con sacar lo de la comida, pero en la casa nada más soy yo, mi hija y sus niñas”.

Lo que tienen claro, aseguró, es que con las ventas en la calle “no gana uno gran cosa, serán de 50 o 60 pesos todos los días, pero nosotros no tenemos otro tipo de apoyo”.

El apunte
 “Somos muchos afuera, yo soy empleada y no tengo idea de la cantidad de trabajadores que hay aquí; recordemos, en las empresas y en los negocios no nos aceptan, para empezar a las que ya somos viejitas no nos aceptan”, comentó Gabriela Pérez.

El testimonio
“Con las ventas en la calle no gana uno gran cosa, serán de 50 o 60 pesos aproximadamente.”