El domingo se celebra la fiesta de la Santísima Trinidad. Un misterio que invita a vivir el amor hacia el prójimo, sin egoísmos y así “testimoniar de acuerdo a la belleza del Evangelio”, “compartiendo alegrías y sufrimientos, aprendiendo a pedir y conceder el perdón, valorizando los diversos carismas”.
Esta comunión, “es la vida de Dios, el misterio de amor del Dios Vivo”, un misterio que nos lo ha revelado Jesús. “la Trinidad es comunión de Personas divinas, las cuales son una con la otra, una para la otra, una en la otra”.
“Él nos ha hablado de Dios como Padre; nos ha hablado del Espíritu Santo; y nos ha hablado de Sí mismo como Hijo de Dios”, pero también “envió a sus discípulos a evangelizar a la gente” y a bautizarla “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.
Es un mandato que “lo dirige también a cada uno de nosotros que, por la fuerza del Bautismo, hacemos parte de su Comunidad” y en relación a la solemnidad de este día “nos renueva la misión de vivir la comunión con Dios y entre nosotros sobre el modelo de la trinidad” por tanto, “estamos llamados a vivir no los unos sin los otros, sobre o contra los otros” sino “los unos con los otros, por los otros y en los otros” ya que “esto significa acoger y testimoniar de acuerdo a la belleza del Evangelio; vivir el amor recíproco y hacia todos, compartiendo alegrías y sufrimientos, aprendiendo a pedir y conceder el perdón, valorizando los diversos carismas bajo la guía de los pastores”.
En resumen, “se nos ha confiado la tarea de edificar comunidades que sean siempre más familia, capaces de reflejar el esplendor de la Trinidad y de evangelizar no solo con las palabras, sino con la fuerza del amor de Dios que habita en nosotros”, “el camino de la vida cristiana es, en efecto, un camino esencialmente ‘trinitario’” en el que “el Espíritu Santo nos guía a la plena conciencia de las enseñanzas de Cristo, de su Evangelio; y Jesús, a su vez, vino al mundo para hacernos conocer al Padre, para guiarnos a Él, para reconciliarnos con Él”.
Pues que el Señor nos conceda dar testimonio de este misterio de comunión, para ser siempre comunidad hospitalaria, donde cada persona, especialmente pobre y marginada, pueda encontrar acogida y sentirse hija de Dios, querida y amada”.