Juan de Palafox y Mendoza será reconocido como el primer fiscal anti corrupción en América por las acciones emprendidas hace cuatro siglos en contra del enriquecimiento ilícito y  por romper las viejas prácticas de explotación indígena lo que le llevó a ser perseguido por los grupos en el poder.

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Al conmemorarse este 24 de junio el 416 aniversario del nacimiento de quien fuera obispo de Puebla, más allá del sentido religioso, el investigador Juan Pablo Salazar Andreu indicó que el personaje traspasó el tiempo, y que aún en el siglo XXI, sería el mismo por las condiciones actuales y problemas similares a los que él combatió. Afirmó que queda además su legado como transformador de Puebla, no sólo por la catedral, sino por las 44 obras religiosas que hay en la ciudad.

El investigador de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, indicó que en los estudios se le ubica como un hombre poliédrico con muchas caras, mientras es considerado como uno de los personajes más importantes de la historia europea en el siglo XVII, al ser un extraordinario político, hombre de estado y defensor de los derechos humanos de los indígenas.

Indicó que se espera que su nombre esté junto con los de Fray Juan de Zumárraga o Fray Bartolomé de las Casas en esa defensa a los indígenas.

Asimismo, se le ubica como un promotor de las artes y la cultura, y de acuerdo a Menéndez Pelayo, Palafox y Mendoza es una de las 10 mejores plumas que ha escrito la historia del español.

El fiscal anticorrupción

Reveló que en unos meses se dará a conocer el gran trabajo que hizo en el combate a la corrupción en su carácter de visitador, por ello hace cuatro siglos se le intentó quitar el poder.

El historiador indicó que el conde de Salvatierra, un hombre  cercano al rey y a la corte de España, vivía explotando a los indígenas pero Juan de Palafox combatió al virrey, a los oidores y a los alcaldes mayores.

“Es como en los tiempos actuales al pelear con la clase política, con los tres niveles de gobierno, federación, estados y municipios”. Es el reporte que hace al rey de las visitas a las comunidades, la causa de que salga de la  Nueva España.

El hombre polémico

Con respecto al hecho de que quien fuera obispo de Puebla sea considerado como un hombre polémico, Juan Pablo Salazar señaló que cualquiera lo es cuando se enfrenta a esta situación.

“La orden que le llega del rey es enfrentarse a la corrupción luego de todas las cartas que le habían llegado por el Consejo de Indias, era terrible la situación que había. Hay que aclarar que desde el período prehispánico, pues es falso el mito de que los españoles la trajeron, pues ya existía, y sigue siendo el tema que enfrenta el país de ahí su vigencia al haber sido la primera autoridad en enfrentarla”.
 
El demócrata

Otro de los rostros de Juan de Palafox como personaje más allá del sentido religioso es la democracia pues es un hombre que creía mucho en los criollos, e influyó mucho en el actual sentido nacional mexicano. Le importaba que los hijos de españoles nacidos en la Nueva España tuvieran cargos importantes, “le importaba mucho que en los cabildos catedralicio, en el municipal, en todo lo que estuviera cuando era virrey, ellos tuvieran el sartén por el mango”, señaló Salazar.

Aclaró que también daba la participación a los indígenas, “fue un hombre revolucionario, en su época y hoy en día”.

El investigador comentó que sin querer verlo como un héroe, difícilmente se le pueden encontrar defectos, pues se han analizado los testimonios de sus enemigos, pero no hay señalamientos de  sus detractores.
 
La deuda con Palafox

Juan Pablo Salazar Andreu advirtió que los poblanos desconocen a Juan de Palafox, y sólo cierta élite que lee, que le gusta la cultura y la historia lo conoce, aunque a partir de 2011 con la beatificación, comienza a ser un referente para la gente de Puebla. 

Indicó que el hecho de que una calle o biblioteca lleve su nombre no es hacerle justicia,  porque no existe la difusión de su legado y no se puede ver la dimensión del personaje que es, aunque recientemente en libros de texto se toma en cuenta la figura de Palafox.
 
Lo religioso

El arzobispo Víctor Sánchez Espinosa describió en su mensaje del 24 de junio de 2011, al llegar las reliquias del Beato, que “en él encontramos al Obispo preocupado del bien espiritual de los fieles, al Virrey ocupado en la buena administración, al pensador político, al escritor fecundo, al mecenas de las artes”.

“Desde su nacimiento, Palafox nos enseña muchas cosas: la presencia de Dios y su providencia eficaz en este mundo y en la existencia de cada uno, y la grandeza de toda persona humana, cuya vida, dignidad y derechos debemos valorar, respetar, promover y defender, desde el momento mismo de su concepción hasta su ocaso natural”.

Una vez licenciado en Cánones y Leyes, le confió la administración del Marquesado de Ariza. Con este carácter, en 1626 participó en las Cortes de Aragón, donde el Conde Duque de Olivares, admirado por sus grandes cualidades, lo promovió a la fiscalía del Consejo de Guerra y del Consejo de Indias”.

En su carácter de autoridad civil, como Visitador General de la Nueva España, se empeñó en “arrancar lo malo y plantar lo bueno”, luchando contra la corrupción y las diversas formas de injusticia, y vigilando para que a cada cual se le diera lo que le es debido, de manera adecuada y oportuna.

Tras remitir a España al Duque de Escalona, Felipe IV le nombró Virrey de la Nueva España en 1642. Durante su gobierno, Palafox puso freno a los abusos y corrupciones, garantizó la seguridad de los ciudadanos y la correcta y pronta impartición de justicia, impulsó la economía al restablecer el comercio del Virreinato con el Perú y Filipinas, defendió a los indígenas, promovió precios bajos en favor de los pobres, organizó la inspección de la Casa de la Moneda, y dio estatutos a la Universidad de México, a la Real Audiencia y a los abogados.

La obra

Sánchez Espinosa señaló que el beato visitó cada rincón de su amplísima diócesis y la reorganizó en parroquias. Cuidó la reforma y formación del clero secular y regular, exclamando: “…Se destierre toda ignorancia de los curas… porque, como quiera que estos son pastores y maestros del pueblo, bien cierto es que si ellos son ciegos, fácilmente lo precipitan a la eterna ruina y perdición”. 

“También vigiló la vida de los conventos de monjas; impulsó la adecuada y fructuosa celebración de los sacramentos; escribió numerosas cartas pastorales y obras espirituales; promovió tareas educativas, culturales y sociales; edificó varias iglesias y capillas, y reinició los trabajos de construcción de la Catedral, que consagró el 18 de abril de 1649, ocasión en la que dijo: “…estas losas, esta piedra… estos retablos… todo aspira… a que hagamos templo nuestras almas del Verbo de Dios”.

Redactó constituciones para el Seminario de San Juan y erigió en 1644 los colegios de San Pedro y San Pablo, a los que obsequió su excelente biblioteca, hoy llamada Palafoxiana, que contaba con cinco mil libros e instrumentos científicos de la época, mismos que puso también al servicio de la gente de la Ciudad y del Obispado.

Estableció, en lo que fuera el Hospital de San Juan de Letrán, un hospital para mujeres, un colegio para niñas y un hogar para las pobres. Mejoró el Hospital de San Pedro, a donde acudía para llevar consuelo a los enfermos. También fundó el convento de religiosas dominicas de Santa Inés.