“Salimos, pero no sabemos si regresaremos”, dijo crudamente un integrante de la guardia ciudadana de San Nicolás de los Ranchos, quienes salen a diario armados solo con machetes, palos y seis viejas pistolas.
La desesperación ha hecho que al menos sesenta pobladores se hayan coordinado en esta localidad al pie del volcán, ante la ola de robos y la falta de respuesta de las autoridades.
Pero el caso de esta comunidad no es el único en Puebla, la falta de seguridad ha llevado a distintas comunidades de todo el Estado a organizarse de este modo.
Los grupos más notables de autodefensa han surgido en Amozoc, Izúcar de Matamoros, Chietla y San Nicolás de los Ranchos, pero se habla que existen más de cien comunidades organizadas.
La falta de confianza en las autoridades provocó que en la última semana en tres casos y pueblos distintos, fueran linchados tres hombres en dos municipios, uno muerto a machetazos, otro quemado vivo.
En San Nicolás de los Ranchos, un presunto delincuente que fue atrapado por el grupo de autodefensa, estuvo a punto de tener la misma suerte.
Y es que esta comunidad en las faldas del volcán Popocatépetl, ha sido invadida por delincuentes provenientes del Estado de México, quienes atracan sus carreteras sin mayor problema.
Debido a este entorno, desde hace un año surgió el grupo de defensa, quienes tienen que hacer la labor de la autoridad, la que apenas cuenta ocho policías municipales.
Los rondines, entre miedo y machetes
El integrante de la guardia ciudadana, -quien prefirió omitir su nombre e incluso se le distorsionó la voz en el audio-, señaló a Intolerancia Diario que la zozobra que se vive es a diario, pero ante la falta de justicia y seguridad, tienen que organizarse para autoprotegerse.
“Van con miedo pensando en no regresar a su casa y desde su casa la mamá o esposa sabe que no puede regresar”, dijo.
“El temor es que nosotros vamos con palos, piedras y lo que se puede y la delincuencia con armas, lo que nos consuela que vamos en número mayor, pero eso no nos garantiza que no nos balaceen”.
Hay gente que tiene miedo de ir, pero se da valor porque es un grupo (…) Uno está ahí en la sombra, cualquier vehículo se hace sospechoso”, señaló al detallar que la autodefensa se divide en tres contingentes de 20 personas cada uno, que hacen rondines en el centro y salidas del pueblo.
“Si, es estar con el corazón latiente porque no sabes en qué momento te va a tocar”.
“No tenemos ningún tipo de seguridad oficial, más que el propio pueblo nos tenemos que cuidar unos a otros, pero si agarramos a una persona, le tenemos que dar un escarmiento, aunque sabemos que está mal”, dijo.
Calificó como indignante que constantemente piden apoyo de la Policía Estatal, pero jamás les hacen caso, pero la semana pasada cuando detuvieron a un ladrón a quien estuvieron a punto de linchar, entonces sí pudieron llegar a rescatarlo.
“Lo que más nos indigna que la policía fue a rescatar a un delincuente y lo protegió. Como pedimos que vayan y no nos brindan seguridad, pero cuando tenemos a un delincuente llegan todos, no se cree en la autoridad por eso”.
Detalló que en Santiago Xalitzintla hacen base más de 20 unidades que llegan del Estado de México, con camionetas Ichivan, la que son utilizadas para turismo, pero también para asaltos.
“Vemos un vehículo que pasa nos late el corazón, o nos pegan o les pegamos (…) desde que salimos de la casa les avisamos a donde vamos, las familias están atentas a cualquier llamado para que suban más personas”.
Explicó que no se interponen denuncias, debido a lo engorroso del trámite. “No hay justicia, nos dicen que fomentemos la cultura de la denuncia, pero ellos deben de fomentar la de la justicia, denuncias hay muchos, pero justicia no”.
“No podemos dormir tranquilos, porque estamos en comunicación todas las noches, viendo la ubicación de cada unidad y estar en constante monitoreo”.
La falta de justicia
El ejemplo de San Nicolás de los Ranchos es emblemático, luego de la desaparición de agencias del Ministerio Público en el interior del Estado, lo que ha provocado un verdadero viacrucis para quienes se atreven a denunciar.
Así lo comentó el integrante de las guardias ciudadanas de esta comunidad al relatar que en un reciente asalto a más de seis pasajeros de transporte público, tuvieron que pasar cerca de 24 horas para poder interponer la denuncia.
Los trajeron de oficina en oficina de la Fiscalía General del Estado sin poder levantar un acta.
“Fueron seis personas, con mujeres, iban algunos hasta golpeados, tuvimos que ir a Puebla de una oficina a otra, pero nadie nos quería levantar la denuncia (…) que no tocaba ahí, que fuéramos a otra”, dijo.
Explicó que el asalto ocurrió alrededor de las 6 de la mañana y salieron a las 2 de la mañana del siguiente día con su denuncia.
“Eso fue hace un año, y hasta ahora nadie se ha presentado a investigar, no pasó nada, de nada sirvió”
Por lo mismo, aseguró, no se han denunciado por lo menos 30 asaltos en las últimas semanas, ya que ahora se prefiere hacer justicia por su propia mano.
Son tan constantes los atracos, que concesionarios del transporte público local, han tenido que invertir hasta 15 mil pesos, en sus unidades con la colocación de GPS y jaulas para los conductores, además de videocámaras.
Por lo tanto, se organizaron vecinos de Santiago Xalitzintla, San Nicolás de los Ranchos, Santiago Yancuitlalpan, Nealtican, Atzala y Ozolco, para progerse unos a otros.
Y es que tienen detectada a una banda de asaltantes que llegan constantemente de Amecameca en el Estado de México, a bordo de camionetas para delinquir.
Los delincuentes se quedan en la carretera, asaltan y se vuelven a regresar.
Delitos al por mayor
Ejecuciones, asaltos, secuestros y balaceras han desnudado la inseguridad en todo el estado de Puebla, sin que se resuelvan casos en la mayoría de las ocasiones.
Tan solo entre enero y mayo de 2016, se cometieron 20 mil 468 delitos denunciados en Puebla, según datos de la Incidencia Delictiva Nacional del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
En la región de Izúcar de Matamoros, los robos a casas habitación y secuestros son una constante, además de pleitos entre bandas.
La zona de Cuautlancingo, también es conocida por la trata de personas, donde incluso fueron levantadas once personas y encontradas desechas en unos tambos con ácido, sin que las autoridades hasta el momento esclarezcan el crimen.
En Puebla capital los robos de todo tipo se han disparado, los que van desde los ataques a casas habitación, hasta asaltos a transporte público y robos de autopartes o automóviles completos, sin que haya freno.
Mientras que los asaltos en carreteras son la constante, sobre todo en la autopista Puebla- México o en los caminos que conducen a estados vecinos como Veracruz o Morelos.
Otra de las regiones más peligrosas es la de Palmar de Bravo, donde bandas de secuestradores se disputan la región que abarca hasta municipios como Acatzingo, Libres y Guadalupe Victoria.
En ese lapso de 2016, en Puebla se registraron oficialmente 438 homicidios de cuales 218 fueron dolosos y 222 culposos.
De los homicidios dolosos, 112 fueron por arma de fuego; 31 por arma blanca y en la categoría “otros” suman 72.
Además se han registrado oficialmente 11 secuestros y 208 violaciones sexuales.
El denominado “robo común” fue el delito más cometido en Puebla con 7 mil 471 casos, seguido del “robo sin violencia”, con 4,0540 y el robo con violencia se registraron 3,176 casos.
Hubo en ese bimestre 139 casos denunciados de robo a casa habitación con violencia; 325 robos a negocios igual de violentos y 305 de vehículos.
Se reportaron en cinco meses 152 robos en carretera de los cuales 144 fueron con violencia a 139 camiones de carga.
Además se denunciaron 423 casos de robo a transeúntes y 39 a transportistas, siempre con violencia.
Los linchados
La semana pasada, pobladores de Tepehuaca, en Chichiquila, mataron a machetazos a dos hombres y dejaron a uno herido, luego de que abusaron sexualmente de una mujer e intentaron secuestrar a dos menores de edad.
De acuerdo con la gente hubo otras dos personas involucradas pero lograron fugarse, en tanto que Janhon J., de 19 años, solamente fue golpeado, por lo que tuvo que ser hospitalizado.
Asimismo, el 21 de septiembre, habitantes de San Nicolás de los Ranchos golpearon a Eduardo H. hasta hacerlo perder el conocimiento, luego de que lo descubrieron cuando intentaba robar dentro de una casa.
Aunque había 20 policías municipales y otros 50 estatales no pudieron impedir la golpiza.
Finalmente los vecinos lo dejaron al percatarse que ya no respondía, por lo que fue llevado al hospital mientras era puesto a disposición del ministerio público.