Las reliquias de Juan de Palafox y Mendoza fueron llevadas a recorrer  las obras construidas durante su arzobispado, entre las que se encuentran,  además de la catedral, colegios y un hospital.

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A tres años de la llegada de sus reliquias, se llevó a cabo una procesión al terminar la misa dominical en catedral, en donde el obispo, Felipe Pozos Lorenzini, resaltó la obra del beato en Puebla.

Pozos Lorenzini indicó que un lugar que pocos conocen como obra de Palafox, es el templo llamado “El Hospitalito”, que  funcionó como un hospital para pobres creado por el obispo, donde actualmente se encuentra parte del Museo Amparo.

En punto de las 11 horas, salió la procesión con las reliquias llevadas en una imagen de cera para que recorrieran parte de la 5 Oriente, donde funcionaron los colegios que él creó además de su biblioteca.

Caminaron sobre la 2 Sur para subir sobre la 9 Oriente hasta llegar al templo de la Concordia, el cual es un símbolo para Puebla una vez que operó como catedral durante cierta época.

Pozos Lorenzini, en la ceremonia en catedral, dijo que esta obra fue consagrada por él, como la iglesia principal para albergar a los fieles sin distingos.

Recordó que construyó más de cuarenta templos en México durante su obispado por lo que en todos ellos se ve una uniformidad de estilo que falta en otras diócesis mexicanas, refiriéndose al “estilo Palafoxiano”.

Dijo que Palafox es un modelo de valores familiares. A pesar de la adversidad, fue el hijo que supo amar, perdonar, comprender, respetar y obedecer a sus padres, un hermano amoroso y solidario.

Fue un estudiante entregado, un profesionista ético, un ciudadano comprometido, un gobernante con espíritu de servicio y un pastor discípulo y misionero de Cristo.

El hombre

La agrupación Amigos de Palafox, organizadora del evento, señaló que Palafox  como hombre tuvo vocación y actuación política extraordinarias durante su vida. Su obsesión política fue intensa, primero en los asuntos de los gobernados, los súbditos del rey y, más tarde, ya como sacerdote y arzobispo de Puebla de los Ángeles, su política era la de Dios en aquellas tierras de las Españas.

Recordaron que el 25 de octubre de 1629, fue nombrado para el Consejo de Indias en el cargo de fiscal. Años más tarde, deja la fiscalía y pasa a ser consejero y, por fin, decano, empezando entonces ya su vida penitentísima que irá en aumento y en grado heroico hasta su muerte.

Dijo que Palafox  y Mendoza, a los veintiséis años, consultaba al rey, ponía al día expedientes retrasados, impedía los fraudes a la real hacienda, llevaba la paz a los litigantes, y lo mismo Felipe IV que el conde duque de Olivares, comprobaron las relevantes cualidades del joven navarro.

En 1620 Palafox abraza el estado eclesiástico. Felipe IV lo nombra, aun sin ser sacerdote, canónigo tesorero de la catedral de Tarazona en 1628 y en 1629, es ordenado sacerdote.

 El 27 de noviembre de 1639, después de llevar diez años de vida sacerdotal, fue promovido a obispo de la Puebla de los Ángeles en México, cuya catedral, abandonada  en tiempos de Carlos V, la terminó y bendijo.

Despiden a la Antorcha Guadalupana

Durante la misa, también estuvo presente la Antorcha Guadalupana que desde el sábado llegó a la capital como parte del recorrido que inició el 18 de septiembre en la Basílica de Guadalupe.

El obispo Felipe Pozos Lorenzini, señaló que este símbolo recuerda a los migrantes, quienes han partido para buscar una oportunidad.

“Hay más de un millón 200 mil poblanos en Nueva York. ¿Qué significa la antorcha? Que Cristo es la luz que ilumina las tinieblas del corazón y junto con la antorcha peregrinan las imágenes de nuestra Señora de Guadalupe como la de San Juan Diego. La Antorcha Guadalupana nos debe recordar a los migrantes como a las familias: no debes temer a esta enfermedad, ni a ninguna otra cosa”, dijo.